"El Lazareto de Maó será el buque insignia de Menorca y de los menorquines", así de contundente se manifestó ayer la consellera insular de Bienestar Social y Juventud, Aurora Herráiz, sobre cuál será el futuro de la antigua fortaleza sanitaria del puerto de Maó. Será un referente que "aprovecharán y disfrutarán los menorquines", un activo más, circunstancia que hasta ahora no se ha producido al ser durante años coto privado y residencia veraniega exclusiva para los funcionarios del Ministerio de Sanidad.
De momento, el Consell continúa negociando para hacerse cargo de la gestión de este conjunto histórico del siglo XVIII y las conversaciones según apuntó Herráiz van por "buen camino". El Ministerio de Sanidad ya ha dado el visto bueno para que el Ministerio de Administraciones Públicas negocie el traspaso de la gestión al Govern, paso previo para su posterior cesión al Consell. "Seguimos trabajando con una buena predisposición por parte de todos", incidió la consellera. El Lazareto sigue cerrado por segundo año como residencia vacacional para los funcionarios del sistema público de salud. No obstante, está garantizada la celebración de la próxima edición de la Escola de Salut Pública, así como del congreso de epidemiología de EPIET. Igualmente, este verano continuarán previsiblemente las visitas guiadas a este emblemático enclave.
En cuanto al futuro uso que se dará a las instalaciones una vez reviertan al Consell, aún no está totalmente definido. El presidente insular Santiago Tadeo apuntó hace unos meses hacia un proyecto público-privado. Lo que parece más evidente es que en la nueva etapa de la historia del Lazareto no tendrá cabida un establecimiento hotelero y también parece descartada la opción de albergar un parador de turismo, dadas las dificultades económicas por las que atraviesa el organismo público que gestiona estos espacios. Por contra, una de las alternativas que parece ganar peso es la de su conversión en centro educativo de carácter internacional. La titularidad seguiría siendo pública, pero la gestión y el costoso mantenimiento de las instalaciones sería cedida a una empresa privada del ámbito educativo. De esta forma, el Lazareto se convertiría en otro ejemplo claro de colaboración público-privado como lo son La Mola o el castillo de San Felipe, complejos históricos gestionados actualmente por el Consorcio del Museo Militar de Menorca y Patrimonio Histórico Militar del Puerto de Mahón y Cala de San Esteban.