Una derrota no significa nada si el orgullo y la voluntad siguen firmes. El sorprendente corte del suministro eléctrico a la Illa del Rei tres días después del encendido inaugural era ayer uno de los temas más comentados por los voluntarios que cada domingo de forma altruista trabajan para recuperar los valores arquitectónicos, históricos y culturales del antiguo Hospital Naval inglés (1711).
El apagón ha sido una pequeña derrota, pero no ha logrado mermar arrestos entre el voluntariado, en la confianza de que la luz se impondrá pronto a la oscuridad de hoy. Y como la vida a veces compensa disgustos, ayer también era el primer domingo después de la visita de la Reina doña Sofía para participar en la quinta edición del Foro Menorca Illa del Rei. Los voluntarios que tuvieron la oportunidad de ver y saludar a Su Majestad no escondían cierto orgullo por la ilustre visita, e incluso muchos recordaron la que también realizó el Rey don Juan Carlos, justo ahora hace cinco años.
Aquella visita fue para la mayoría de los voluntarios el verdadero punto de inflexión de una aventura, de un movimiento cívico que iniciara la Asociación de Amics de la Illa del Rei en 2004 por la vía de los hechos, con más voluntad y terquedad que medios económicos y ayudas públicas, comandado por el general Luis Alejandre.
"La visita de la Reina doña Sofía ha sido un gran espaldarazo a todos los voluntarios que acuden a la isla cada domingo y al impagable trabajo que hacen cada año para organizar el Foro", comentó ayer agradecida la presidenta la Fundación Hospital de la Isla del Rey, la arquitecto Isabel Espiau. Ella es ahora la imagen pública de este ejemplar proyecto de preservación y restauración junto al general, 'alma mater' del voluntariado.
"Reconozco que entramos en la Illa como okupas y es verdad que no hemos dado siempre todos los pasos administrativos necesarios, pero todo ha estado documentado técnicamente. Tenemos un proyecto arquitectónico visado y un proyecto eléctrico desde hace casi cinco años. Tal vez por ello, la Administración ha sido más tolerante con nosotros", comentó ayer Espiau, mientras recordaba los inicios de la asociación y lo sucedido ahora con la compañía Endesa.
Desde aquella primera visita real, muchas cosas han cambiado en la Isla. Los voluntarios han trabajado con intensidad para avanzar algunos proyectos del recinto en colaboración con entidades privadas, gracias a la ayuda de donaciones también privadas y de subvenciones de organismos públicos. Destacó la celebración en 2011 del 300 aniversario de la apertura del hospital que mandó construir el almirante inglés John Jenning. Fue una fecha clave para intensificar el compromiso y colaboración de la comunidad británica en Menorca, así como la inauguración de la capilla anglicana en el islote y la visita de la patrulla acrobática Red Arrows.
Sin embargo, la crisis también se deja sentir. Las subvenciones públicas han disminuido más de un 50 por ciento y actualmente la mayoría de los trabajos que se realizan en el histórico enclave portuario se limitan a tareas de mantenimiento de los instalaciones ya rehabilitadas. "Afortunadamente ya tenemos muchas zonas recuperadas y ahora hay que evitar que se deterioren", apuntó Espiau.
"El edificio del hospital es uno de los mejores monumentos de Menorca de la época neoclásica. Cumple la misión para la que fue diseñado. Esta bien iluminado por su orientación al este y no desprecia los vientos del norte que se pensaban saludables porque ayudaban a ventilar las habitaciones, donde también había chimeneas que creaban corrientes de aire. Creo que uno de los avances más importantes de la medicina higiénica fue la ventilación y el hecho de lograr un enfermo por cama y no compartirla", explicó.