Tras su estreno la semana pasada en Maó, el Festival Internacional de Jazz de Menorca llega mañana a Ciutadella, y lo hace con uno de los músicos menorquines de más éxito, el pianista Marco Mezquiza, que estará acompañado por Marko Lohikari (contrabajo) y Carlos Falanga (batería). La cita será a las 21.30 horas en el teatro del Instituto Josep Maria Quadrado.
Dice en el perfil de su página web que es pianista, compositor… e improvisador.
La improvisación es parte indisociable de la música que hago y de mi formación como músico. Digamos que indisociable porque la improvisación está muy ligada a la música del jazz y a la clásica, y desde siempre he estudiado las dos. La improvisación para mí parte de un juego y de conocer el lenguaje, de experimentar y jugar con él de una manera intuitiva. Siempre ha sido para mí un motor de reconocimiento de la música.
¿Es la experimentación una de las partes más interesantes de su trabajo?
Sí. Pero más que experimentar con los sonidos se trata de conocer la música. La experimentación puede ser una rama de la improvisación, pero esta última es como si uno sale y se pone a hablar ante alguien. Y eso no implica experimentar, sino explicar algo de una manera no pactada previamente.
He visto su calendario de aquí a final de año y al menos tiene unas cuarenta actuaciones. En los tiempos que corren actualmente no está nada mal. Trabajo no le falta.
La verdad es que sí, no está mal. Ya hace mucho tiempo que me siento muy contento por ser un músico tan activo y tan solicitado para formaciones de músicos muy buenos y reputados. De alguna manera siempre he mostrado mi interés e ilusión por emprender proyectos nuevos o formar parte de otros con gente que cuenta conmigo para grabar discos o salir de gira. Ya hace tres años que hago una media de unos 140 conciertos al año.
Son muchos conciertos al año, especialmente en una coyuntura en la que los festivales no están viviendo su mejor momento. ¿Hay que trabajar más ganar lo mismo o menos que antes? ¿Cómo está el panorama en España?
Es un panorama delicado. Siempre ha sido un país con muchos festivales, pero obviamente las consecuencias de la crisis están haciendo que muchos de ellos no puedan continuar, y otros lo hacen a duras penas. No obstante, hay algunos festivales que viven holgadamente, como los de San Sebastián o Barcelona. Pero digamos que los más pequeños y modestos, como puede ser el caso de Jazz Obert, tienen que hacer un esfuerzo enorme para poder continuar y programar. Los festivales de jazz, muchos de ellos, existen gracias a la pasión y el esfuerzo de unos pocos que no pretenden lucrarse. De alguna manera, el músico, como siempre, intenta moverse y buscarse la vida para vivir de ello. Aunque sea un momento difícil, las buenas ideas y las buenas iniciativas gracias a Dio se mantienen, aunque obviamente los cachés se han reducido un poco.
¿Qué han supuesto los premios de la Associació de Músics de Jazz de Catalunya para su carrera?
Básicamente este premio me llegó con mucha discreción, humildad y agradecimiento. Fue un orgullo enorme y una alegría poder sentirme querido por la comunidad de músicos de jazz de Catalunya, que son quienes al final me votaron. Los dos premios no son para mí merecidos, porque hay muchos otros músicos que se pueden merecer el galardón tanto como yo o mucho más. Para mí la música no es una competición, no se trata de querer ser el mejor músico de jazz…
Pero recibió el reconocimiento dos años seguidos...
El premio supone un honor, pero básicamente para seguir trabajando con lo que me gusta y con toda la gente que me quiere. Creo que reincidieron y se volvieron a equivocar concediéndomelo (ríe).
Y con el ritmo de actuaciones que lleva, ¿cuándo tiene tiempo para componer y grabar discos?
Tampoco es que esté en una vorágine. Suelo salir de gira una vez al mes. El viernes pasado toqué en el Bill House de Amsterdam, que es uno de los clubs más bonitos de Europa. Ahora estoy en Barcelona, mañana (por hoy) me voy para Menorca. Digamos que es una agenda apretada, sin duda. Pero si te apetece vivir de los conciertos pues tienes que aceptarlo que hay que tocar cualquier día. El resto de los días los puedo aprovechar para componer o dar unas clases o estudiar… Buscar nuevas formas de distracción en la música. La música, por suerte, tiene muchos caminos y me muevo mucho en el ámbito pedagógico. Luego, componer es la otra vía en la que uno invierte mucho tiempo.
"My friend Marko", su último disco, editado este año, ¿es un proyecto más personal en su carrera?
Digamos que he grabado 20 discos a lo largo de mi carrera con diferentes grupos. Luego otros cuatro en los que he sido líder o co-líder. Pero "My friend Marko" es el primero en que el cien por cien de las canciones son composiciones mías. Las compuse para esta formación. Los temas los compuse básicamente para el programa de televisión de TV3 Jazz a l'Estudi que grabamos en 2012. Me pidieron un repertorio e hice uno de una hora, y unos meses después decidimos grabarlo en estudio.
¿Qué supone actuar en Menorca?
Si siempre hacer un concierto es una alegría y motivación, venir a Menorca y poderlo hacerlo para mis amigos, familiares o profesores siempre hace mucha ilusión. En esta ocasión me hace especial ilusión porque ya sabemos todas las dificultades que está pasando Jazz Obert estos últimos años. Que tengan el valor y la energía de organizar estos conciertos e invitarme con el grupo francamente es una gran noticia, por eso venimos con muchas ganas de hacer una gran actuación.
¿Qué concierto nos espera en Ciutadella?
Pues con una formación de batería, piano y contrabajo. Será un concierto en el que se podrá ver mi faceta de improvisador y creador de canciones, temas que beben del jazz pero también de la música popular… de varias influencias. Es una música fresca, abierta y realmente amena para todos los gustos.
En la época de las plataformas digitales, supongo que seguirá comprando discos. ¿Cuál ha sido el último?
Uno de Thelonius Monk en París en el 71. Desde hace unos meses compro muchos vinilos, y son una maravilla. Vine de Nueva York con 40 vinilos y de Amsterdam con unos veinte más. Escuchar vinilos me transporta.
¿El jazz nunca se pasa de moda?
Creo que es una música que ha sembrado mucho en el siglo XX y tiene un público que no es muy mayoritario pero sí que es fiel. Esa fidelidad la ha mantenido como música un poco de culto. Yo creo que actualmente no vive un mal momento. Con el tiempo se ha ido ganando el respeto de la comunidad musical mundial. Lo bueno es que se ha convertido en una disciplina universal y ha transcendido barreras.