La decisión del Consell de renunciar al costoso matadero insular proyectado por el anterior equipo de gobierno sigue obligando, dos años después, a afrontar cuantiosas inversiones en los edificios dedicados al sacrificio de animales tanto en Maó como en Ciutadella.
El Ayuntamiento de Ponent y la Cooperativa Monte Toro siguen el calendario marcado por las autoridades sanitarias para adecuar sus instalaciones a la normativa, mientras tratan de reformar unos edificios obsoletos y con carencias estructurales para que puedan seguir acogiendo el servicio «por espacio de unos años más». El objetivo es 'parchear' ambos recintos, que años atrás parecían tener los días contados, para que todavía puedan ser útiles a la Isla.
«El problema -resume el concejal de Sanitat, Loren Coll- es que durante años dejó de invertirse en Ciutadella a la espera del futuro matadero insular y eso nos obliga ahora a introducir en poco tiempo las mejoras que antes se habrían ido introduciendo de forma paulatina».
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