Los menorquines soportan una mayor presión fiscal por parte de los ayuntamientos que antes del inicio de la crisis económica. Según se desprende de los datos oficiales de la Dirección General del Catastro, el recibo medio del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en suelo urbano se ha encarecido en la Isla un 35,1 por ciento entre los ejercicios de 2007 y 2012, de tal forma que los residentes propietarios pagan actualmente 126,08 euros más por la contribución urbana que hace seis años. Si entonces se pagaban 359 euros, ahora la cifra alcanza ya los 485 euros.
El número de edificios que tributan se ha incrementado durante este intervalo en un 13 por ciento, 10.424 en total, hasta sumar 86.926 liquidaciones. Pero el efecto de las revisiones catastrales y la alteración de los tipos impositivos por parte de los distintos municipios han permitido a los ayuntamientos disparar la recaudación muy por encima de estas cifras, un 53,5 por ciento.
La cuota líquida resultante de los diferentes recibos arrojaba en 2012 un total de 42.191.087 euros, 14,7 millones más de los ingresados por esta vía apenas seis años antes, cuando ni siquiera se superaban los 27 millones y medio.
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