Las fuertes lluvias y el efecto del sol sobre la glutita (piedra roja propia del entorno de Ferreries) han provocado desprendimientos en los taludes que se levantaron durante la construcción de la variante de Ferreries. El Departamento de Movilidad del Consell ha optado por vallar la zona para evitar que se ensucie la calzada, aunque de momento no se considera urgente una actuación más contundente ya que no se ha detectado un riesgo inminente de grave desprendimiento sobre la carretera.
El Consell ha encargado un estudio para determinar si las operaciones para subsanar estos movimientos en los taludes deben ir a cargo de la constructora, a través de la garantía de la obra, o si son propias de las tareas de mantenimiento ordinario de la red viaria, que está en manos de la institución insular. En concreto se tiene que restituir el talud y eliminar las tierras que no queden sujetas. También hay que reponer dos puntos de pared seca que han caído.
Explican desde Movilidad que estos movimientos en los taludes son habituales en otros puntos de Menorca, como por ejemplo las inmediaciones de Sa Penya de s'Indio. Esto se debe a las características geológicas de la Isla. En el caso de la variante de Ferreries, las fuertes lluvias han ayudado al arrastrar la tierra más fina que cohesiona los taludes, mientras que el sol genera un efecto de meteorización, una pérdida de cohesión interna que genera rotura y arenado de la piedra. Se da la circunstancia de que el diseño de los taludes se hizo menos vertical de lo habitual para prevenir precisamente estas situaciones, lo que en el caso concreto de este punto de la variante no ha sido suficiente.
Personal del Consell, el ingeniero que dirigió la obra, responsables de la constructora y geógolos especializados han visitado la zona durante los últimos días. El Departamento de Movilidad ha ordenado una vigilancia permanente del talud.