El mal tiempo y el oleaje en alta mar de estos días han hecho que busque refugio en Maó un barco cargado de historia, el vapor SS Delphine, que llegó este domingo arrastrado por el remolcador «Nervio» y permanecerá amarrado en el puerto hasta que mejoren las condiciones para navegar.
Su destino es Barcelona, donde será rehabilitado por un millonario que ha comprado el barco en cuyo lujoso interior se han celebrado cenas, veladas musicales y encuentros de alto nivel político, ya que según la leyenda que acompaña al 'Delphine', en sus salones se fraguaron acuerdos entre los líderes mundiales Winston Churchill y Franklin Roosevelt para preparar la Conferencia de Yalta, en 1945.
El 'SS Delphine' ha llegado a Menorca procedente del puerto turístico Yasmine, en Hammamet (Túnez), donde ha permanecido los últimos cuatro años. Desde allí cruza el Mediterráneo para llegar a Barcelona y ser restaurado con todo detalle, respetando su estructura original, que se ha conservado desde su botadura en 1921 en Estados Unidos a pesar de las peripecias que ha sufrido la embarcación en todos estos años. Se especula con la identidad del propietario actual, un ruso adinerado al parecer, que estaría dispuesto a gastar unos 10 millones de euros en la reparación del buque; tan solo la recuperación de toda la madera del barco -teca y roble- puede costar dos millones de euros.
Capricho millonario
El barco de vapor, construido en Michigan (EEUU), se puso a la venta el año pasado por 49.7 millones de dólares (casi 37 millones de euros). Las subastas y ventas de buques antiguos están cobrando fuerza a raiz del interés de las grandes fortunas por adquirir estos lujosos barcos que encierran, como el 'Delphine', secretos y pasajes históricos entre sus mamparos.
El buque fue el yate más grande de su época construido en Estados Unidos y que todavía se conserva hoy día, con 78,65 metros de eslora y 1.255 toneladas.
Su propietario original, Horace Dodge, de la famosa marca de automóviles de Detroit, diseñó especialmente los motores del 'SS Delphine', de cuádruple expansión, que todavía funcionan en la actualidad.
El buque ha experimentado diferentes restauraciones pero aún conserva esos motores clásicos que funcionan como los del Titanic, con sus émbolos o pistones por fuera.
Una maravilla técnica de la época que se conjuga con maquinaria moderna y tecnología, ya que el barco fue restaurado entre 1997 y 2003 por unos de sus propietarios, un empresario belga. A su uso como barco de recreo privado el 'Delphine' suma su servicio en la fuerza naval norteamericana durante la II Guerra Mundial en 1942. Para la contienda en el mar fue rebautizado como el USS Dauntless y extraoficialmente se utilizó como barco presidencial.