La posibilidad de abrir el grifo y contar con agua libre del exceso de nitratos no tendrá un coste cero para los vecinos de Es Castell. La instalación de una planta potabilizadora conllevará una revisión del sistema de tarifas actual, posiblemente un aumento de precios aún por concretar y la renegociación de las condiciones con Hidrobal, la concesionaria del servicio de abastecimiento.
«Habrá una pequeña subida», afirmó ayer el alcalde de la localidad, Lluís Camps, pero el incremento dependerá del gasto energético que se derive de la planta y de los costes de mantenimiento y de personal. Para Camps, un posible aumento de 20 o 30 céntimos por tonelada consumida de agua resulta «irrisorio» si se resuelve finalmente el problema del agua de consumo humano y «evitamos ver escenas como las de gente, sobre todo los mayores, que cruzan el pueblo cargados con garrafas de cinco litros de agua».
El alcalde calcula que una tonelada de agua potable embotellada puede alcanzar un coste de 250 euros, por lo que la misma cantidad, canalizada y a unos 60 o 62 céntimos la tonelada, según los tramos, sería un precio asumible a cambio de la comodidad de disponer del agua potable en los hogares.