Locales de ocio nocturno y vecinos no conviven con facilidad y de ello es una muestra el último conflicto surgido en la zona de Francesc de Borja Moll de Maó. La propuesta avanzada por el Ayuntamiento de adelantar dos horas el cierre de Zouck y Assukar, ambos establecimientos con licencia de café-concierto, no gusta ni a las empresas afectadas ni a los residentes que protestan por las molestias que, afirman, les provocan los clientes a la salida de estos locales.
Los gerentes de Zouck y Assukar, Adriano Rodrigues y Jhon Riveros respectivamente, declararon ayer que formularán sus objeciones al Ayuntamiento, entre ellas, el grave perjuicio económico que les causaría esta medida y también el convencimiento de que adelantar el cierre no arreglará el problema de las molestias que puedan generar las personas que se quedan por la zona. Por su parte, Marta Alcoberro, residente en un bloque de pisos de esa calle, opina que la solución sería ubicar este tipo de locales lejos del centro urbano.
Y las diferencias entre ambas partes han generado ya sendas campañas de recogida de firmas: una liderada por la vecina a través de la plataforma Change.org, en la que pide el cierre de los locales, y otra en papel, por las empresas, que en dos días aseguran que ha sumado más de 400 apoyos.
Riveros y Rodrígues son conscientes de que hay un «momento crítico», entre las 5.30 y las 6 de la mañana, cuando llegan clientes procedentes de los bares del puerto (que cierran a las cinco), en el que se pueden generar ruidos pero aseguran que se trata de un problema público, municipal, ya que sus locales están insonorizados, y piden que la Policía ayude a dispersar a los rezagados de la madrugada. De otro lado, Alcoberro asegura que hay peleas, gritos, borrachos durmiendo en la calle y botellas rotas o preservativos usados en el parque infantil.
Los empresarios responden que sus clientes no son «chusma» y acusan a la vecina de culpabilizarles de cualquier altercado o problema que se produce en el barrio.