- En octubre del 2005 llegué a Maó, venía como profesor de tromba del Conservatorio de Música y recalé aquí durante un año en que me trasladé a vivir a Ciutadella. Y sigo ahí, con mi música y mi familia.
En el Conservatorio de Valencia, estudió tromba y dirección. ¿Qué tal la experiencia?
- Sí, el Conservatorio de Valencia tiene un gran prestigio y para los valencianos que estudiamos música es nuestra meta. Allí tuve muy buenos profesores, tanto en tromba como en dirección, citaré a algunos de ellos: José Rafael Pascual Villaplana, Vicente Asensi Asunción, y a Ramón García i Soler.
Ya afincado en la Isla, se convirtió en el director de la Banda de Música de Maó. ¿Cómo se produjo esta circunstancia?
- Tolo Mercadal, por motivos personales, dejó el cargo y me lo ofrecieron a mí y sin pensarlo dos veces acepté. Era octubre del año 2009. ¿Motivo? Solo uno. La música es mi pasión y mi profesión y todo cuanto la envuelve, su entorno, me atrae.
Conseguir que una banda, o una orquesta, llegue a tener un sello propio debe ser complicado. ¿No es así?
- Se dice que una banda necesita 20 años para consolidarse, la nuestra solo lleva cinco años. Me refiero desde que yo asumí su responsabilidad, pero vamos haciendo.
Además es una banda joven.
- Sí, hay quienes solo tienen 9 o 10 años y muchos provienen del propio Conservatorio y otros de la Escuela Municipal, pero todos tienen una gran vocación.
¿Y voluntad?
- Para ser músico no solo es necesaria la vocación, también requiere voluntad e ilusión.
¿Qué impresión le causó comprobar la realidad del panorama musical de Menorca?
- Quedé sorprendido, gratamente sorprendido, al comprobar la gran afición que existía y existe en una isla tan pequeña. Sobre todo me impactó la cantidad de grupo corales que existen, que los comparé con las bandas de música que se prodigan en Valencia. Además, el nivel musical es alto: conciertos, especialmente en verano, de gran calidad, la Semana de la Ópera y las actuaciones de las distintas bandas de Ciutadella, Es Migjorn Gran, Es Mercadal, Ferreries, Alaior, Maó. Un amplio abanico que ponen sus notas de color a toda Menorca.
En la música, como en otras profesiones, el elemento familiar tiene algo o mucho que ver. En su caso, ¿influyó?
- Sí, mi padre es 'tubista' y todo el entorno familiar respira música. Tanto yo como mis dos hermanos estamos inmersos en esta modalidad artística. Por ello decimos que nuestro padre empezó y nosotros seguimos.
Empezar es fácil, ¿también lo es llegar?
- Llegar a convertirse en músico requiere mucho trabajo. Como he señalado antes, llegar a la meta implica mucha disciplina, mucho esfuerzo e ilusión, incluso añadiré que nunca sabes si te has esforzado lo suficiente, porque siempre aspiras a mejorar.
Como director de la banda de Maó, ¿qué objetivos se ha trazado?
- El primero y más importante es consolidarla como Banda de Música dentro del panorama de la Isla. También me obsesiona ofrecer más conciertos y que éstos tengan calidad, y que entre el pueblo y la banda exista una sintonía de intereses y de afectos.
Hay quien afirma que todavía es poco conocida.
- Pero vamos haciendo camino. Hemos salido al carrer, hemos actuado en el jaleo aquí y en Sant Lluís, en la Romería, en la cabalgata de Reyes y además de varias actuaciones en Maó también lo hemos hecho en Es Castell y Alaior, pero sigo diciendo que esto es solo el principio.
La mayoría de los componentes de la Banda son jóvenes en edad estudiantil, por lo que me imagino que deben provocar un flujo de bajas y altas. ¿Es así?
- Sí, ya que al llegar a los 18 años muchos de ello marchan a estudiar a la Universidad. Esta situación genera un desequilibrio entre las distintas cuerdas obligándonos a empezar de nuevo.
¿Más hombres que mujeres?
- Los hombres son más aunque la diferencia no es mucha.
Pasemos de nuevo al Conservatorio. ¿Cómo está estructurado?
- En dos ciclos. El primer ciclo consta de cuatro cursos, digamos el elemental; y el segundo ciclo consta de seis, o sea el de grado superior. Empiezan a los 8 años y una vez aprobado el primer ciclo reciben un certificado acreditativo de ello, e igual ocurre al finalizar el ciclo superior; y ya con 18 años acaban.
La realidad de todo ello se cuantifica con…
- 65 músicos la orquesta de viento (música de cámara) y 60 la Banda.
A nivel personal, y como profesor, ¿cuál es su máxima satisfacción?
- El mío es un trabajo muy gratificante. Por una parte, constatar el progreso de cada alumno es ya emocionante de por sí y no digamos cuando esta mejora se da a nivel global. Es un ir a más que compruebas día a día y que como profesor o director de la Banda te satisface y que te reconforta de los pequeños fallos que siempre surgen.
Su vida no debe ser solo música, ¿tiene alguna otra afición?
- Mis dos pasiones son la familia y la música. Ver crecer a mis hijos, estar con ellos me proporciona el equilibrio que todos necesitamos. De tarde en tarde viajamos a Valencia para mantener vivas las raíces y poco más, vivir intensamente cada momento y gozar de las pequeñas cosas de cada día.
¿Le interesa la política?
- Como a cualquier ciudadano responsable. A veces pienso que los políticos no actúan como deberían hacerlo, pero luego cuando reflexiono pienso que todos ellos deben intentar hacer su trabajo con la mejor voluntad posible; que muchos de los fallos solo son achacables a la condición humana. Lógicamente, no admito ni aquellos casos en que el político se ha beneficiado de su carga en provecho propio.
Aquí, en Menorca, ¿se siente acogido?
- Dice bien lo de Menorca porque me siento a gusto y acogido en todos los pueblos de la Isla, tanto en Ciutadella como en Maó y también en el resto de poblaciones.
Antes de su llegada al Conservatorio, ¿conocía la Isla?
- Me habían hablado mucho y bien de Menorca, pero no la conocía, y como he dicho, a mi esposa y a mí nos sedujo.
Hija e hijo, ¿seguirán en el mundo de la música?
- La niña que ya tiene 16 años, a los 3 o 4 años, empezó con el violín y el piano pero pronto lo dejó, los libros, las otras materias formativas le interesan más. El niño empezó con la tromba y sigue en ello, el año que viene empezará en la Banda.
Hoy, tal como «funciona» nuestro mundo, ¿resulta difícil ser padre?
- Ser padre siempre ha sido difícil. Particularmente, lo llevo bastante bien, pero hay que estar siempre al quite para evitar cualquier tipo de situación conflictiva, ya que los adolescentes carecen de la suficiente formación para encarar los problemas que se les presentan.
Un mundo, el actual, lleno precisamente de problemas y contradicciones.
- Yo diría que demasiados, y no digamos de los continuos problemas bélicos, fruto de un nulo entendimiento entre los unos y los otros.
Valencia y la música, con referencia obligada a las bandas, forman un 'matrimonio' perfectamente avenido. ¿A qué se debe?
- A muchos factores: la tradición, la forma de ser y de vivir, pero lo cierto es que Valencia es la 'reserva' de las bandas de música.
Antaño lo eran de las Bandas Militares de Música.
- Efectivamente, yo estuve en la de «San Fernando» y la proporción de músicos valencianos era de 17 a 20. Reforzaré lo anteriormente apuntado, en la Federación Regional valenciana hay 500 bandas de música federadas, lo que confirmo lo dicho de 'reserva' de las bandas españolas.
De poder, porque volver atrás es imposible, ¿elegiría ser músico?
- Mil veces. La música para mí es imprescindible. Familia y música son mis dos pilares, y tanto lo primero como lo segundo me proporcionan el equilibrio para vivir y sentirme gratamente reconfortado.
Y sin música, ¿podría vivir?
- Creo que me resultaría muy difícil.
De nuevo aparece la «sombra» de padre de dos adolescentes. ¿Teme por la juventud, por su futuro?
- Mientras haya maestros que eduque y enseñen, no temo por el futuro de nuestros jóvenes porque ellos habrán aprendido a enfrentarse a cuantos problemas se les presente.
¿Algún deseo en especial?
- Muchos … que se acaben las guerras y todo tipo de enfermedades y que aprendamos a convivir y compartir.
Y a la vida, ¿qué le pide?
- Trabajo, salud y seguir viviendo como hasta éste preciso momento.