Margarita Camps anda mosqueada, y con razón. Como sus vecinos, llevaba largo tiempo reclamando al Ayuntamiento de Ciutadella que ensanchara la acera en la confluencia entre la avenida Constitució y la calle Alfons III, frente a su casa, para así ganar en seguridad viaria y disponer de una rampa que facilite también el paso de personas con dificultades de movilidad por la zona.
Tras meses de espera, la brigada de obras ha actuado por fin, no sin causar las lógicas molestias que han obligado a Margarita a desempolvar y repintar la puerta y toda la pared de la fachada. Los operarios acabaron su trabajo el viernes y la jubilada, agradecida pese a todo, les obsequió con un vermut.
Poco se esperaba entonces que, apenas tres días después de terminarse el ensanche del bordillo, se encontraría a técnicos del Consell ultimando la inminente apertura de una zanja sobre la misma acera que la brigada «había dejado lista. ¡Ya está bien! Es indignante que, tras sufrir casi un mes molestias diarias y haber tenido que repintar hasta hoy mismo la fachada y la puerta, ahora venga el Consell a abrir de nuevo la acera para instalar la fibra óptica».
Margarita está tan indignada que, anuncia, «reclamaré daños y perjuicios» al Consell. La jubilada no entiende cómo puede no haber existido la mínima coordinación entre ambas administraciones para evitarlo. Y, avisa, «ahora voy a llamar a Joan Triay».
El concejal de Obras, Pedro Gener, aseguró ayer al respecto que solo está previsto abrir una arqueta sobre la acera, ya que «la mayor parte de la actuación se lleva a cabo sobre el asfalto». En cualquier caso, anunció, «se obligará a la empresa a dejar las cosas tal como se las encuentre. Hemos pedido que la marca de la fibra óptica sobre las calles se vea lo menos posible».