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Menorca Millennials

«Estudié la carrera de Ingeniería Aeronáutica porque era la más difícil»

Matilla, cofundador de FuVex, cuenta con financiación de Defensa para desarrollar un drone sin helices

El empresario madrileño Carlos Matilla, con 27 años, es el cofundador de FuVex. | A.R.

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Carlos Matilla dudaba entre estudiar Historia o Ingeniería Aeronáutica. Al final se decidió por la segunda opción, «porque era la más difícil», admite este emprendedor madrileño, cofundador de FuVex, una de las 20 startups internacionales seleccionadas para participar en la primera edición de Menorca Millennials, que tiene lugar en S'Algar.

Matilla tiene el objetivo de FuVex muy claro: empezar a comercializar cuanto antes el Helikar, un vehículo volador sin hélices desarrollado por él y su socio a lo largo del último año. «Lo llaman el coche volador», se ríe Matilla, que explica que se trata más bien de un drone equipado con cámara dirigido principalmente a tareas de vigilancia y seguridad militar.

Para entender la historia de su «coche volador» hay que retroceder al año 2012, cuando Matilla estaba terminando las carreras de Ingeniería Aeronáutica y Naval en Madrid. «No quería quedarme con la espinilla», dice y por ello decidió presentarse con un proyecto de submarino a la prestigiosa competición universitaria de robots submarinos Robosub, en San Diego, California.

Se trataba de un prototipo de submarino inteligente, sin hélices, basado en un sistema de propulsión vectorial, que despertó un gran interés en el concurso, «donde todo el mundo nos conocía porque éramos el equipo pobre», comenta.

«No teníamos ni un duro, nos hacíamos la ensalada en el cuarto de baño», recuerda. Aunque en comparación con el presupuesto de otras universidades americanas que competían, el suyo era muy bajo, Matilla logró levantar 55.000 euros para financiar el prototipo de submarino, la mayoría dinero de empresas del sector de Defensa.

El éxito en San Diego le sirvió para llevar a cabo un nuevo proyecto: el diseño y construcción de un autogiro autónomo, un híbrido entre un avión y un helicóptero de pequeño formato, que llevaron a concursar a Estados Unidos. «Durante el periodo de pruebas se nos llegó a estrellar 17 veces», recuerda Matilla.

Los logros obtenidos en sus proyectos universitarios despertaron la atención de Jesús Carlos Castellano, experto en aeronáutica de la Universidad de Navarra, y juntos empezaron a trabajar en la idea de crear un vehículo volador, el Helikar: un drone de 5 kilos de peso, con una gran autonomía, capaz de despegar y aterrizar en vertical, y preparado para llevar encima una cámara. «Ahora nos falta definir bien el modelo de negocio, decidir a quién vamos a venderlo», comenta el cofundador de FuVex. El proyecto cuenta con financiación del Ministerio de Defensa y la colaboración de empresas españolas de la industria militar, como Navantia, especializada en desarrollo de buques y sistemas para el sector naval, y Saes, que desarrolla equipos y sistemas de seguridad y defensa submarina.

Al margen del sector Defensa, Motilla está convencido que el Helikar tiene salidas en otros mercados, como el agrícola, en el que los drones equipados con cámaras se utilizan para monitorizar y vigilar el terreno desde el aire; energético (seguridad de las extracciones de gas y petróleo), el sector aeronáutico o el marítimo. «Espero que la estancia en Menorca Millennials me sirva para ser más estratégico, porque como empresario siempre he sido muy de acción», reconoce Matilla, que se enteró del programa a través de la fundación Celera, una incubadora de talento emprendedor de Madrid, que seleccionó su proyecto hace unos meses.

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