Menorca pierde jóvenes a un ritmo frenético. La reducción de población que sufre la Isla ha ido acompañada no solo de un envejecimiento paulatino durante la última década, sino también de la huida de los jóvenes en edad de iniciarse en el mundo laboral, lo que puede afectar al propio desarrollo social y económico a medio plazo.
Esta sangría entre la población joven que abandona la Isla en busca de mejores oportunidades laborales se salda con entre 500 y 600 residentes menos cada año desde que comenzó la crisis en 2008, ejercicio en el que la Isla alcanzó la cifra máxima de población entre los 20 y 29 años.
La situación económica es uno de los principales factores que explican este vuelco demográfico. Las dificultades coyunturales han llevado a 3.229 veinteañeros a irse fuera de Menorca desde entonces. Esto supone haber perdido, desde el año 2008, al 24 por ciento de los jóvenes en este rango de edad.
La fuga de la mano de obra joven se acentúa, por lo tanto, ante la falta de oportunidades laborales, lo que ha provocado una necesaria búsqueda de nuevas oportunidades tanto formativas como de trabajo fuera de la Isla e, incluso, fuera de España.
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