La promoción del Camí de Cavalls ha tenido impactos muy positivos tanto a nivel social como económico, pero también otros negativos en lo que respecta al factor ambiental. La elevada presión humana que se ejerce sobre el terreno, así como el diseño de algunos tramos, son causas de un visible desgaste del sendero, que en algunos casos es ya irreversible. La erosión en algunas zonas del trazado ha llevado al Consell a estudiar soluciones con vistas a la revisión del Plan Especial de la ruta, aprobado en 2003 y que el nuevo equipo de gobierno emprenderá.
Una de las iniciativas que prevé abordar con esta modificación del documento pasa por «tener en cuenta la red de caminos rurales que rodean el sendero» con el fin de facilitar una información al usuario de manera conjunta para que «conozca la existencia de alternativas que le puedan ser más útiles» y unificar su gestión, explica el director insular de Medio Rural y Marino, Miquel Truyol. Advierte de que «en ningún caso limitaremos ni controlaremos el uso del Camí sino que hay que explotar el potencial del sendero pero haciéndolo compatible con los valores del trazado». Es, en este sentido, que el Consell considera que se debe «invitar» a los usuarios a utilizar vías alternativas que pueden adaptarse mejor a las necesidades de la ruta.
Truyol explica que a los efectos positivos de disponer de este camino han sobrevenido dos nuevos impactos, por un lado una presión difusa sobre el territorio a causa del incremento de la frecuencia de gente que discurre por la zona y, por otro, la erosión de algunos tramos por este uso continuado del sendero en zonas cuya frecuentación era baja hasta entonces. «A pesar de que no son desgastes muy graves, sí que es cierto que están detectados y todos sabemos que la erosión es irreversible». Y asegura que no son zonas concretas las afectadas por el desgaste sino «pequeños puntos en varias zonas».
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