«Dura pero positiva». Así define Cristian Pons Coll (Menorca, 1979) su reciente experiencia como fotoperiodista freelance en Grecia. El viaje, durante la segunda quincena de septiembre, coincidió con la celebración de las elecciones del país heleno, pero la huella documental ha quedado reflejada en el drama que están viviendo los refugiados. «Me gusta conocer la situación en primera persona. Ello permite romper muchos muros», confiesa este licenciado en Administración y Dirección de Empresas y Comunicación Audiovisual sobre lo que ha visto con sus propios ojos y que no solo ha retratado con el objetivo de su cámara.
Y es que más allá de las imágenes, a Pons Coll le interesan las historias, entrevistarse con los protagonistas. A ello ha dedicado muchas horas con el propósito de recoger toda la información del proyecto en el que trabaja actualmente, un documental multimedia sobre la experiencia. Enriquecedora como decía en lo profesional, pero cruda en lo personal. «Es duro ver a los más pequeños llorar», confiesa.
Además de Atenas, el menorquín ha visitado la Isla de Lesbos, su capital Mitilene y Skala Sikamineas, el pueblo donde llegan la mayoría de barcas desde Turquía. Su ruta le llevó por Thessaloniki, Gevgelija, en la frontera de Macedonia con Grecia, y también viajó en tren con los refugiados hasta la frontera con Serbia. Su intención no era cruzar ese límite, pero a juicio de la policía de ese país sí lo hizo, por lo que fue retenido por la policía durante seis horas antes de ser sometido a un juicio rápido. Al respecto, escribía en una red social: «52 euros ha sido lo que me ha costado ser libre. El juez ha dicho que no era un criminal, que solo había cometido un delito menor, equiparable a conducir un coche sin carné».
Nada más que una anécdota menor entre las decenas de testimonios que el fotoperiodista menorquín ha recogido y que en un futuro próximo serán dados a conocer con el documental en el que está trabajando para su agencia, Tramuntana Fotografía.