Fra Àngel, el joven de Ferreries que a los 18 años decidió que su futuro estaba en la orden de los frailes capuchinos, es beato de la Iglesia Católica desde este sábado
Mártir en la Guerra Civil, cuando fue asesinado junto a dos compañeros de mayor edad en la casa en la que se había refugiado próxima al convento de Sarrià, donde residía, Fra Àngel fue proclamado beato en Barcelona junto a otros 25 frailes de su misma congregación que también perdieron la vida entre 1936 y 1937 como consecuencia de aquél triste episodio de la historia española.
El incomparable marco de la Catedral Basílica Metropolitana de Barcelona fue el escenario donde se dieron cita los cientos de familiares de los mártires beatificados para asistir a una ceremonia que presidió el cardenal de Roma Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los Santos. La Eucaristía alcanzó su punto culminante con la lectura del documento redactado por el Papa en el que autorizaba la proclamación de los 26 mártires capuchinos como nuevos beatos de la Iglesia Católica.
La mayoría de frailes capuchinos de la misma orden se mezclaron en las primeras filas de la nave central del templo para seguir la misa, que concelebraron alrededor de un centenar de sacerdotes, entre ellos el obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull, junto al cardenal emérito de la ciudad condal, Lluís Martínez Sistach, así como el vicario general y ministro de la Orden de los Failes Menores Capuchinos, Fra Mauro Jöhri.
Los familiares de Fra Àngel, acompañados por varios clérigos, entre ellos el administrador diocesano, Gerard Villalonga, desplazados desde Menorca para seguir la ceremonia, asistieron el viernes por la tarde a la vigilia más reducida organizada en el propio convento de Sarrià donde el mártir fue enviado en el año 1934 tras haber hecho los votos solemnes el 9 de noviembre de 1927.