La pretensión de Correos de suprimir el reparto postal ordinario en las urbanizaciones de Ciutadella ha topado con un rechazo masivo de los residentes, como se demostró este sábado en la asamblea celebrada en la iglesia de Cala en Blanes. Más de doscientos vecinos acudieron a una reunión convocada por las asociaciones de Cala Blanca B y Cala en Blanes para debatir sobre la decisión del operador de dejar de repartir las cartas a domicilio, tras la declaración de las urbanizaciones como entorno especial por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
Los asistentes a esta reunión decidieron iniciar una recogida de firmas para reivindicar su «derecho» a que el reparto postal a domicilio continúe como hasta ahora, señaló una portavoz de los residentes. Además acordaron llevar su enfado y descontento a las puertas de la oficina de Correos de Ciutadella el próximo sábado día 16, convocando una concentración a las 12 del mediodía. Sus argumentos son poblacionales, con un censo de más de 3.000 personas que residen todo el año, población que se triplica en verano. Las urbanizaciones afectadas en la práctica son, aseguran, como un pueblo, y no quieren instalar los buzones pluridomiciliarios que tendrían que pagar de sus bolsillos para recibir las cartas.
No están conformes con el cálculo realizado por Correos que estima que la densidad de población censada es insuficiente porque, afirman, se trata de una interpretación injusta de la normativa y de un reglamento «obsoleto» de 1998.
Hasta ahora las reclamaciones de los vecinos han caído en saco roto. Correos resolvió conceder una prórroga de un mes, a contar desde el pasado 4 de enero, para que los residentes instalaran las baterías de buzones colectivos, tal y como ha sucedido ya en otras urbanizaciones y zonas turísticas de la Isla. Los residentes reconocen la «buena voluntad» del Ayuntamiento, que presentó un contencioso contra la decisión de Correos que tampoco prosperó y que ahora proyecta establecer zonas públicas de baterías de buzones. No obstante, las asociaciones vecinales de Cala Blanca y Cala en Blanes señalan que no están «dispuestas a «gestionar absolutamente nada y menos en precario en zonas públicas que no nos corresponde, porque no sabemos las consecuencias de tal medida, con lo cual», añaden, «la salida del Ayuntamiento es totalmente inútil». Afirman que los meses de noviembre y diciembre no son los mejores para estudiar las ratios del correo, una de las condiciones para la declaración de entorno especial.