«No podemos dejar pasar un año más sin rememorar públicamente el 1 de Marzo», afirma Lluís Garcia, psiquiatra miembro del Institut d'Estudis Catalans, que invita a asistir ese día a una concentración nacionalista en Maó, a las 13 horas en la Explanada, para denunciar el trato que Menorca recibe del Estado y que interpreta como una consecuencia del proceso histórico de «españolización» que se inició con la paz de Amiens (1802).
La iniciativa pretende, como ya se hizo en 2001, «llenar de contenido reivindicativo una sosa fiesta oficial de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears». Garcia cree que el hecho histórico que debería inspirar la reivindicación ante Madrid es «la revuelta menorquina de 1810 contra la anexión española». Por eso, la cita en Maó, cuya convocatoria pretende tener un carácter balear y que participen en la concentración de la Explanada personas de todas las Islas.
La idea de la concentración del 1 de Marzo, Diada de Balears, en Maó se alimenta del encuentro que intelectuales y políticos nacionalistas celebraron en el hotel Mirador des Port el 1 de marzo de 2001 el proyecto SUS12, para debatir el documento «La penetració del pensament nacional a les Balears» y rendir un homenaje a Andreu Murillo, autor de «La revolució menorquina de 1810». Los menorquines que participaron en esa reunión fueron Amador Marí; Andreu Murillo; Àngel Mifsud; Joan F. López Casasnovas; Joan Rosselló; Josep Miquel Vidal; Mateu Martínez. Miquel Àngel Casasnovas presentó una comunicación por escrito, al igual que el economista Guillem López Casasnovas, quien ya planteó que «el déficit fiscal de las Balears equivale alrededor del PIB de Menorca», lo que se consideraba «un enorme capital que se va a Madrid y no vuelve». Manuel Castellet, entonces presidente del Institut d'Estudis Catalans, mandó una felicitación por este encuentro.
Existía un debate sobre la mejor fecha para la Diada de Balears. Algunos defendían el 31 de diciembre, Festa de l'Estendard (la victoria de Jaume I sobre los sarracenos) o el 1 de marzo. El proyecto SUS defendía esta última al coincidir con la «revolta» menorquina.
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