Las previsiones que apuntan a la mayor afluencia turística de la historia no tienen una relación directa con las expectativas de negocio, según la encuesta de Gadeso ante el inicio de la temporada. Menorca es, con diferencia, la isla menos optimista en todos los apartados analizados, desde alojamientos a creación de empleo pasando por la oferta complementaria.
Respecto a las expectativas empresariales, la valoración menorquina ha mejorado respecto al año anterior, pero aún así se muestra muy cauta, el 78 por ciento de los empresarios encuestados cree que la temporada será igual, solo el 20 por ciento cree que será mejor.
En cuanto al alojamiento, un 28 por ciento cree que las cifras será mejores, hay pocas diferencias por segmentos, el 33 por ciento de los hoteles convencionales apuesta por una mejora, dos puntos por encima del turismo residencial y seis sobre los apartamentos turísticos. El turismo rural es el más moderado en sus cálculos, solo el 21 por ciento cree que la temporada será mejor.
La creación de nuevos puestos de trabajo, el apartado que más interés concita en un contexto de preocupación tras casi una década de crisis económica y consecuentemente laboral, no alienta grandes expectativas. Solo el 9 por ciento cree que habrá más empleos, la tercera parte de las previsiones generadas en Eivissa y la mitad de lo que esperan Mallorca y Formentera, 19 y 21 por ciento respectivamente. Son más parejas, sin embargo, las valoraciones en cuanto a estabilidad laboral, todas las Islas se mueven en torno al 25 por ciento.
Los analistas de Gadeso señalan que es muy significativo que en una de las mejores temporadas de la historia «continuará habiendo en las Islas un volumen importante de personas sin empleo», lo que significa que el modelo turístico y la actividad que genera será insuficiente para absorber las estadísticas de paro.
Sobre ese modelo y las debilidades que muestra, el estudio de Gadeso se centra en cuatro variables: excesiva ocupación del territorio, excesiva estacionalidad, escasa competitividad y zonas turísticas obsoletas. Las cifras de Menorca son las más altas en los tres primeros apartados, 59, 99 y 91 por ciento, y la más baja en el cuarto, 35 por ciento, respecto a las otras islas.
«La necesidad de romper con la estacionalidad y de ser competitivos en el mercado internacional siempre han sido las principales problemáticas del sector, pero la estacionalidad no sólo ha devenido crónica sino que se ha ido agravando cada vez más lastrando obviamente la competitividad», interpreta Gadeso.
Respecto a la oferta especializada, el comercio turístico y el transporte, taxi en particular, no ven claro que una mejor ocupación tenga reflejo directo en más ventas.