Es invisible, incurable y aún una gran desconocida. La denominan la enfermedad de los besos de sal y en Menorca hay una docena de casos diagnosticados. Uno de ellos es Mollie Borràs, una joven que lleva 17 años conviviendo con la fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta al sistema digestivo, reproductor y respiratorio. Aunque es completamente imperceptible a los ojos del prójimo, Borràs no puede bajar la guardia en su lucha por mantener una buena calidad de vida.
Borràs no conoce su existencia sin medicamentos ni tratamientos. No sabe qué significa vivir ajena a las preocupaciones por su salud. Y es que «la tos y entre 35 o 40 pastillas son mis compañeras de vida diarias», y eso sin contar cuando sufre una complicación de la enfermedad.
A pesar de ello, Borràs ha aprendido a ver la fibrosis quística como parte inseparable de su vida, con la que no duda en mostrarse optimista y feliz. Y es que, la joven es clara en asegurar que «puedes llevar una vida normal si te cuidas» y eres diligente con las obligaciones de salud.
Padece la enfermedad desde que nació. Unos vómitos tras el alumbramiento alertaron a los médicos de que algo no iba bien. Y tras unas pruebas le diagnosticaron una enfermedad de la que poco o nada sabía en aquel entonces. La operaron en dos ocasiones en menos de tres meses. Y su vida ha sido una carrera constante de lucha por una mejor calidad de vida.
Se trata de una enfermedad de gen recesivo, es decir, que si se hereda el gen defectuoso de ambos padres se padecerá la enfermedad. No obstante, si se hereda un gen normal y uno de defectuoso es portador de la enfermedad sin padecerla pero con la posibilidad de transmitirla a la descendencia. Los padres de Mollie Borràs son ambos portadores de un gen defectuoso, de ahí que la menor de los hijos de la pareja padezca fibrosis quística.
Las personas enfermas son proclives a tener problemas digestivos y de pulmón. Borràs tiene una infección crónica de pulmón que, cuando se complica debe recibir tratamiento de inmediato. Borràs explica que en episodios de infección «tengo mucha tos, no tengo nada de hambre, no tengo energía, te encuentras mal y tienes problemas de respiración». Llevaba unos ocho años padeciendo esta infección pero no se la detectaron hasta el año pasado cuando apareció una segunda patología infecciosa que hizo que aflorara la causa de su malestar. Además, y a raíz de las complicaciones que surgen, la joven ciutadellenca lidia también desde este mismo año con la diabetes.
Mollie Borràs vive el día a día. No piensa en el mañana. Y asegura que si se toma el medicamento, se practica ejercicio, se toman vitaminas y se acude a las sesiones de fisioterapia, una persona enferma de fibrosis quística puede llevar una vida saludable.
Según los últimos estudios, en Balears una de cada 35 o 40 personas es portadora sana del gen. Y si bien debería haber en torno a 80 personas con la enfermedad, tan solo hay diagnosticados en estos momentos 58 casos.
Caminata solidaria para visibilizar una enfermedad desconocida
A Mollie Borràs y a su hermana Rebecca se les ocurrió organizar una caminata solidaria con el fin de hacer visible una enfermedad que pocos conocen. Y aunque la iniciativa nació de la ilusión y las ganas de aportar su granito de arena a la Fundación Respiralia, ninguna de las dos hubiera imaginado estar a las puertas de la sexta edición. Será este sábado a partir de las 10.30 horas cuando salga el pelotón. Partirá de la Plaça des Pins de Ciutadella y, tras realizar un circuito de seis kilómetros, el colectivo regresará al punto de inicio. Las promotoras proponen que para ayudar a la causa, cada participante busque patrocinadores que les hagan aportaciones a partir de un euro por kilómetro recorrido. Mollie y Rebecca Borràs no se han fijado ni una cantidad ni un número de participantes porque «cualquier ayuda será bienvenida», asegura Rebecca, aunque animan a sumarse a la iniciativa solidaria. La recaudación se destinará a sufragar el coste de las sesiones de fisioterapia que ofrece la Fundación.