El responsable de Diving Center Fornells afirma que las redes abandonadas se acumulan en el fondo de la Reserva Marina del Norte y ayudan a la desertización del área protegida.
Los buceadores se quejan de la falta de recursos y de poca voluntad política para limpiar la zona. Aseguran que la administración se desentiende del fondo marino a pesar de que se expuso el problema en la última comisión de seguimiento de la reserva, en el 2014. Los pescadores no están obligados a retirar las redes que se quedan enganchadas a las rocas, así que desde entonces los submarinsitas las sacan voluntariamente de la zona C de la reserva, donde está permitida la inmersión, y han llegado a extraer redes de hasta 30 metros, además de arpones. Esto último indica la presencia de pescadores submarinos, algo prohibido en toda la reserva según la normativa. La actitud de los peces, que «se muestran más esquivos» que dos años atrás prueba para los buceadores el auge del furtivismo en el área.
La sobrepesca, la suciedad del fondo marino y el furtivismo ha empeorado en el último verano, aseguran: «La situación ha sido de escándalo, se veían pocas cigalas y casi ninguna langosta». Lo atribuyen tanto a la falta de vigilancia de la zona y los pocos recursos de los vigilantes, como a que en 2014 se dio a conocer la abundancia del recurso pesquero en la reserva. Esto provocó un «efecto llamada» entre pescadores profesionales y recreativos, un argumento que defienden también los grupos ecologistas.
Los buceadores urgen a convocar una comisión de seguimiento de la reserva «al menos antes del inicio de la temporada», algo que según el conseller de Medio Ambiente Javier Ares ya se ha pedido a la Dirección General de Pesca del Govern, pero para la cual no se ha puesto fecha.
En la reserva la pesca profesional se permite solo a los pescadores de las cofradías de Fornells y de Ciutadella. Está prohibida en la zona que va del Pla de Mar hasta Cala Barril, de protección especial, y en el resto de áreas se establecen periodos de veda para la captura de raor de abril a agosto y de pesca al curricán, de abril a septiembre.
Todo ello se acordó en 1999 para garantizar la sostenibilidad del recurso pesquero y la reproducción de especies tan preciadas como la langosta y las cigalas, cuya abundancia atrae a pescadores furtivos.
El GOB y Menorquins pel Territori salen este sábado a pedir que se refuerce la protección de este ecosistema marino en una excursión reivindicativa, a las 10 horas en Fornells.