Víctima de una enfermedad que hace varios meses le había apartado, muy a su pesar, de la tarea profesional, el sábado falleció Rafael López, oficial de la Policía Local de Maó. Casado y padre de un hijo, sus compañeros y cuantos le han tratado recuerdan de su personalidad las dos virtudes que más ennoblecen la profesión que ha ejercido: el servicio a la ciudadanía y la integridad en el desarrollo de su labor desde el respeto y la colaboración.
Su pérdida, a la temprana edad de 50 años, ha causado conmoción no sólo entre la plantilla policial y empleados municipales, donde su entrega y lealtad al trabajo no pasaban desapercibidos, sino entre las numerosas personas que lo han conocido. Había participado como docente en cursos de tráfico, perteneció al cuerpo semiprofesional de bomberos y se convirtió en una figura indispensable de la Colcada de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia al ser el agente que acompañaba y velaba por la seguridad de los itinerarios.