Nació en Alaior (1-2-1926, Maó 18-2-2017) vino al mundo en la calle de Sa Bolla. De él se podría decir que no fue un buen estudiante, pero sí un zapatero de banqueta extraordinario, tanto que paseó el nombre de Menorca por medio mundo, requerido por la firma Bata, que lo nombró director de producción en las fábricas de Singapur, Zambia, Nicaragua, Lusaka, con 1.500 empleados fabricando katiuskas como las de la firma Codina, Malawi, Panamá y muchas más.
En 1968 Lorenzo y su esposa Hilda eran los únicos españoles residentes en Teherán junto al cónsul y al marques de Mondéjar. Entre otros recibieron a los príncipes de España don Juan Carlos y doña Sofía.
Antes de finalizar la guerra del 36 su familia se trasladó a Maó, desde aquel momento perteneció al Orfeón Mahonés, donde fue creciendo, aprendiendo e interpretando con su espléndida voz de tenor, en cuantas zarzuelas se iban reponiendo, galas y toda clase de actos benéficos. Fue requerido en la inauguración del hotel Port Mahón. En aquel incomparable marco conoció a la que sería su esposa, Hilda que había venido a pasar unos días de vacaciones. Se casaron y pasaron a vivir a Inglaterra, llegando a trabajar en la fábrica que calzaba a la reina Isabel. Así dio el gran salto en el mundo del calzado. En 1960 obtuvo el primer premio con la romanza «Adiós a la vida» de Tosca en uno de los programas de la televisión inglesa.
Hombre querido y admirado, Lorenzo Sintes siempre intentó ayudar a cuantos necesitaron de él mientras residieron en Inglaterra, su hogar paso a ser sa fonda sin cargo alguno de cuantos mahoneses pasaban por el lugar, principalmente estudiantes.
Lorenzo y Hilda fueron padres de un hijo, que junto a su esposa Sam son padres de lo que fue el orgullo de los abuelos, la quinta generación con el mismo nombre y apellidos.
El escenario del Teatre Principal añorará sus bellas romanzas al igual que el monumental órgano de Santa Maria donde cantó tantísimas veces. Cabe recalcar su paso como presidente del Casino de la Unión, Es Dinaret.