A las puertas de la plena temporada turística, la actividad en los portales donde se publicitan ofertas de empleo es frenética. Diariamente llegan a publicarse entre 15 y veinte nuevas propuestas de empleo en un solo portal web con ofertas que van desde camareros hasta recepcionistas, personal de limpieza, cocineros, ayudantes de lavandería y vendedores de tienda, entre muchos otros.
Este alud de ofertas de trabajo se ciñen, en su gran mayoría, a la temporada de verano, en concreto, a los meses punta como es de mayo a octubre o de junio a septiembre. No obstante, esta situación choca con otra realidad. Muchos trabajadores de fuera de la Isla aprovechan la temporada de Menorca para hacerse con un empleo, aunque sea temporal. Pero el boom del alquiler turístico está convirtiendo en una odisea la búsqueda de un lugar donde vivir. La joven catalana Júlia Barange es estudiante de Turismo y le atrajo un trabajo de prácticas en un hotel de Cala Galdana donde había una plaza vacante. Pero no encuentra piso para compartir. Tiene familiares en la Isla y en un primer momento va a quedarse en la casa familiar. «Pero me gustaría independizarme y compartir piso». De momento, su búsqueda está siendo infructuosa. «Me dicen que llego tarde» cuando lleva ya mes y medio llamando y enviando solicitudes. Y la mayoría le confirma que «hay muchos trabajadores que buscan vivienda como yo pero que no hay pisos para alquilar por meses». Todo queda reducido a alquileres vacacionales. Barange ofrece para una habitación entre 290 y 350 euros. «Incluso he llegado a ofrecer más, pero tampoco, porque si a un turista le pueden pedir mucho más, ya no les convengo».
Diferente ha sido la situación con la que se ha encontrado María Díaz, una joven de 23 años, que de junio a septiembre trabajará como enfermera en Ciutadella. Es de Cartagena y tras «echar currículum por todo Balears» la llamaron de Menorca. Es la primera vez que visitará la Isla. Colgó un mensaje en un portal de internet de que buscaba habitación o piso para compartir. No obstante, el mismo hospital le llamó de que había una plaza libre en una casa cercana y «ya no busqué más». Y agrega que «he tenido mucha suerte».
Las inmobiliarias calculan que los alquileres para trabajadores de temporada suben al menos un 20 por ciento. A lo que suman la bajada de la oferta, que escasea a medida que se acerca el verano.
Además, las agencias explican que hace unos años los trabajadores de temporada alquilaban una vivienda que, al finalizar el trabajo eran ocupada por otros colectivos que recalaban en la Isla en invierno, por ejemplo estudiantes, en el caso de viviendas del entorno de Alaior. Se iban turnando. Pasaban de unas a otras manos sin existir grandes dificultades en materia de alojamiento. Pero, ahora, no se atreven a abandonarlos cuando acaba la temporada porque conocen las complicaciones de encontrar otro en el próximo verano. La realidad se complica.