Entre el fuego cruzado de la familia y el patronato de la Fundació Rubió, el empresario Dimitri Sturdza no pierde la fe en el proyecto de agricultura, cultura y turismo que le condujo a Mongofra Nou. Ni siquiera ante el revés del Protectorado, que deniega el contrato de alquiler tal y como está redactado, pierde su optimismo y desde luego, no se ha planteado ni abandonar ahora la finca ni mucho menos Menorca, ya que «cada día que pasa me siento muy feliz de poder vivir aquí», declaró este viernes a «Es Diari».
El arrendatario y propietario de la mercantil Mongofre World Heritage no se opone a que se pueda modificar el contrato de alquiler de Mongofra «si es para que sea mejor, estoy de acuerdo» y añade que «mi idea es hablar con todos e intentar encontrar una manera de arreglar las cosas», aunque es consciente de que la fundación arrastra problemas, rencillas y litigios desde hace años. «Son historias del pasado que hay que arreglar, pero yo estoy trabajando para el futuro», insiste.
Legalmente afirma que existen informes de la abogacía de la Comunidad Autónoma, tal y como también ha recordado el presidente de la Fundació, Albert Moragues, que avalan el alquiler de la sede. «El informe económico se refiere al pasado», subraya, «no al contrato, que es legal».
En este sentido, Sturdza considera que quizás en este momento pueda surgir la oportunidad «para ver si todos podemos dialogar».
Sobre la marcha de sus proyectos en Mongofra, comenta que la lista de actividades es larga: encuentros, foros de debate, y la organización de conferencias y excursiones como las dedicadas a la botánica menorquina. En cuanto al proyecto agrícola, se ha restituido el huerto con un modelo adaptado a la zona -cuenta con la colaboración de la organización ecologista GOB-, y se está finalizando el inventario de la finca, informa el empresario. «Yo solo veo cosas positivas desde hace un año», recalca, «no encuentro a nadie que me diga que el proyecto no es bueno».
Sturdza aprovechó este viernes para agradecer a Moragues «su ímpetu en hacer que la Fundación respete su fin fundacional» así como a los patronos que quieren «más cultura y menos pleitos». «Si todos creemos en este proyecto, creo que tenemos que encontrar una solución para cerrar las heridas del pasado y mirar al futuro». Conciliador, opinó asimismo que tanto la consellera de Cultura del Govern, Fanny Tur como la directora general, Joana Català, han tenido el coraje de «enfrentarse a los problemas y tomar decisiones».