El mercurio está altamente presente en la dieta de los menorquines y, en especial en la de los más pequeños de la casa. La ingesta semanal estimada de este metal en la población infantil, de cuatro años de edad, duplica los niveles que marca la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como límites tolerables. Un estudio realizado por expertos y científicos catalanes y menorquines sobre la exposición de los niños de Menorca a contaminantes orgánicos y mercurio a través de su dieta determina que se superan los límites de seguridad para el consumo humano que marca la legislación europea.
El estudio analiza primero la presencia de estos contaminantes en 46 muestras de alimentos. Incluye desde pescados y mariscos hasta carne, fruta, hortalizas, queso y huevos, todos ellos adquiridos en mercados locales de Maó y Ciutadella. Los alimentos con mayor presencia de mercurio son los pescados y mariscos, teniendo en cuenta que el 66 por ciento de los elementos del mar analizados superan el nivel máximo establecido para el consumo humano de acuerdo con la legislación europea, que oscila entre los 0,5 y un miligramo por kilo de peso en fresco, según la especie. En estos alimentos, los análisis se movieron entre los 0,07 y 3,8 miligramos por kilo de peso también fresco (ver tabla adjunta). La pintarroja (gató) capturada en Ciutadella fue la especie que mostró mayores concentraciones dentro de este grupo de alimentos.
La falta de presupuesto constituye el principal obstáculo que se encuentran las empresas de Menorca a la hora de innovar en sus procesos o de invertir más en I+D. Esta es una de las conclusiones del estudio sobre el peso de la economía del conocimiento en Menorca, que ha presentado el director general de Innovación del Govern, Josep Lluís Pons, en el marco de la última feria de proyectos empresariales Innovem.
En la encuesta realizada a empresas para elaborar dicho estudio, casi la mitad de las consultadas respondió que renunciaba a innovar o a innovar más por falta de recursos económicos, a lo que se suma, según las empresas menorquinas, la falta de apoyo público que mejore la ausencia de recursos propios, así como la incertidumbre sobre la futura demanda de bienes o servicios innovadores.