La conocida como el «ébola de los olivos», la temida xylella fastidiosa, no quita el sueño al sector agrario de la Isla un año después de que saltaran las alarmas en Mallorca, donde se detectó por primera vez un árbol infectado.
Tanto el sector agrario como los ecologistas y el Consell relativizan los efectos de la bacteria en la vegetación de la Isla a pesar de que esté extendida por la mitad de la superficie rural. Primero, porque se consiguió no aplicar el protocolo de erradicación, como establecía la Unión Europea, y solo se tienen que eliminar los árboles infectados. «Eso fue un paso importante», afirma Nel Martí, presidente de Unió de Pagesos. Y segundo porque «no afecta al payés convencional», que cultiva solamente forraje, y la mayor parte de las muestras positivas de xylella en la Isla hasta este mes corresponden a acebuches (ullastres), aproximadamente el 70 por ciento de los casos. A diferencia de Mallorca, en la Isla la producción de vino y aceite es algo minoritario y los productores de aceite, como Tòfol Marquès, también se muestran tranquilos: «El técnico hace los controles pertinentes cuando toca y vamos vigilando», con asiduidad.