El proyecto de consolidación de la parte occidental del tramo del acantilado del puerto de Maó que preside el parque Rochina (la que está encima de la Agencia Tributaria) incluye una mejora estética de este punto de la ciudad, uno de los primeros que encuentran los visitantes que llegan por mar.
La retirada de vegetación, la restauración de un muro, el adecentamiento de dos cuevas, la recuperación de un antiguo mirador y la retirada de los muros de seguridad, que permitirán de nuevo el paso de los peatones por una zona ajardinada, son los principales elementos que percibirá el ciudadano en cuanto esté finalizada la obra.
La actuación, que se encuentra en proceso de licitación desde hace unas semanas, es la primera gran actuación preventiva que se realiza en el acantilado del puerto de Maó desde que se actuó en la parte del ascensor del Moll de Llevant, en 2011. El presupuesto asciende a 627.660 euros, IVA excluído, y es asumido en solitario por el Ayuntamiento de Maó ante la falta de actividad efectiva del Consorcio.
El plazo para la ejecución de las obras, que abarca unos mil metros cuadrados, es de 16 semanas.
Es una de las actuaciones consideradas prioritarias en el plan director de actuaciones en el acantilado, por el riesgo de desprendimiento existente. En diciembre de 2006, según se recuerda en la memoria del proyecto, se produjo la caída de un gran bloque de la parte superior del acantilado, lo que motivó que el Ayuntamiento de Maó optara por construir un muro con vallas que inutilizó la acera. La consolidación del cantil permitirá recuperar esta parte baja del acantilado como zona ajardinada.
Otra mejora estética notoria será la recuperación de una plataforma que existió en su día como espacio público, pero que con el tiempo quedó inutilizada e invadida por la vegetación. Se encuentra a cota 23,5 metros y el proyecto plantea la prolongación del mirador existente en estos momentos al final del tramo de escaleras de la cuesta, con el mismo modelo de balustrada que la delimita y adorna. La habilitación de esta terraza de una decena de metros supondrá además eliminar el riesgo de que la vegetación se reproduzca.
El proyecto contempla además actuaciones que combinan la seguridad con la mejora estética en dos significativas cuevas, perfectamente visibles, situadas en la misma cota que la terraza. Se propone que sean rellenadas. Los técnicos consideran además importante la restauración de un muro de mampostería, de algo más de 200 metros cuadrados, que se encuentra en la parte superior del acantilado y que se considera fundamental para la estabilidad de este punto.