Dimitri Sturdza, el empresario francés que ha alquilado la finca Mongofra a la Fundació Rubió por 30 años y con un alquiler de 120.000 euros anuales, lleva a cabo un proyecto cultural en Malta. Dirigió su mirada a esa isla cuando el Govern suspendió el primer contrato de alquiler y tuvo que firmar uno de provisional por cinco años.
La otra causa que le ha motivado a invertir en Malta se refiere a «las dificultades para poder desarrollar» su proyecto para Mongofra. Apunta que estos obstáculos no solo proceden del conflicto de la familia Rubió con la Fundació por el uso de la finca, sino de «lo mucho que cuesta llevar a cabo una acción y contar con el apoyo para ello».
Reconoce que en Malta «he podido contar con una infraestructura cultural en tan solo dos meses». Reflexiona sobre la relación entre «el esfuerzo que dedicas a una idea y el resultado que obtienes». En este aspecto, cree que en Menorca «todo cuesta más».
La sociedad que preside Mongofre World Heritage mantiene la intención de llevar a cabo las obras de reforma en la finca, que han de permitir otros usos.
No deja la Isla
Sturdza sigue creyendo que «Mongofra y Menorca pueden ser el faro del Mediterráneo». El hecho de que el Govern, que ejerce el Protectorado de la Fundació Rubió, el 20 de diciembre autorizara el contrato de alquiler por treinta años le ha devuelto las esperanzas de que sus planes son todavía viables. Su domicilio se mantiene en la Isla y desde aquí seguirá gestionando sus instalaciones en Francia, Rumanía y ahora Malta.
Sin embargo no ha resuelto algunas dudas. Una de ellas es cómo hacer compatible la actividad cultural en Mongofra (la Conselleria de Cultura le exige la organización allí de un acto cultural al mes) y la preservación y conservación del espacio natural que forman las salinas del parque natural.
Dos asociaciones
El empresario francés tiene previsto crear este año dos asociaciones. Una será Amics de Mongofra, de personas que promuevan actividades en la finca como puede ser la visita a la capilla para conocer los frescos de Pere Pruna.
La otra asociación será de cultura y gastronomía, con el mismo objetivo, el desarrollo de ideas que abran Mongofra a un amplio abanico de actividades.
Festival de Danza
Uno de las acciones culturales que el año pasado contó con el apoyo de Dimitri Sturdza fue el Festival Internacional de Danza. Este año se ha comprometido todavía más en su impulso invitando a residir durante unos días en Mongofra a bailarines de distintos países, con la idea de poder confeccionar una nueva composición musical en Menorca que sea la base de un espectáculo de danza. Está convencido que esta propuesta despertará un gran interés y no descarta que la representación se pueda trasladar a Palma, Eivissa y también Malta.
Igualmente tiene previsto volver a organizar los conciertos en tres capillas, entre las que se cuenta la de Mongofra. El año pasado, contó con el pianista Marco Mezquida y la respuesta fue muy positiva.