La carretera general es un termómetro perfecto de la estacionalidad y el devenir de la economía. Las cifras récord de tráfico alcanzadas en verano caen prácticamente a la mitad cuando el sol pica menos y los hoteles guardan reposo. Aún así, las estadísticas de la IMD (Intensidad Media Diaria) de los meses de temporada baja de 2017 en la Me-1 muestran como se recuperaron las cifras más elevadas de los últimos diez años, propias de cuando la crisis no había explotado.
El control más estacional de la carretera general es el instalado en el kilómetro 42, en la entrada a Ciutadella. El volumen de vehículos en temporada baja es un 48 por ciento de la media de la temporada alta (de mayo a octubre). Se registraron en los meses de invierno una media de 7.881 automóviles al día, una cifra que roza el récord de 7.891 contabilizado en 2007. El incremento respecto a 2016 (7.333) es muy considerable y relativamente constante a lo largo de los meses. Solo enero sufrió un anecdótico descenso y abril experimentó un repunte muy considerable, al pasar de 8.801 a 10.100.
La estación ubicada en el kilómetro 20,4 fue algo menos estacional, con un 54 por ciento de vehículos en temporada baja respecto a la temporada alta. La intensidad diaria registrada fue algo inferior al control de Ciutadella (7.761), una cifra inédita desde 2008. El récord se produjo en 2007, con 8.118. Abril, sobre todo, febrero y marzo fueron los meses de temporada baja con más variación al alza respecto a 2016.
Por último, el punto de control de la carretera general menos estacional está en Maó, en el punto kilómétrico 2,9. En los meses sin turismo circulan por este tramo dos tercios de los que lo hacen en temporada alta. Se contabilizaron aquí, en temporada baja, 10.073 coches al día de media (9.754 en 2016), la cifra más elevada desde 2010 pero muy lejos todavía de los 11.844 de 2006.