La falta de relevo generacional en el sector pesquero profesional pone en riesgo su futuro. Es una profesión poco atractiva entre los jóvenes que no se animan a coger el timón. «Hace 35 años había 75 embarcaciones de artes menores y seis de arrastre en el puerto de Maó», aseguran desde la Cofradía de Pescadores. Ahora, la cifra se sitúa en 19 de artes menores y tres de arrastre, según los datos que maneja el Govern. Y es que, ante la jubilación de un pescador profesional, la situación se complica, son necesarios muchos esfuerzos para que la embarcación mantenga la actividad, tal como aseguran las cofradías de pescadores de la Isla.
Esta realidad se traduce en una paulatina pérdida de presencia de este sector. Así se desprende de la actualización del censo de embarcaciones pesqueras en las modalidades de artes menores y de arrastre que acaba de publicar la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Govern. La primera relación de barcas se publicó en 2015. Ahora, al haberse producido variaciones, se actualiza dicho censo.
En el lado positivo de la balanza hay otras dos embarcaciones que se han dado de nuevo de alta para su reactivación en Maó. Aún es un alta provisional. Estaban en punto muerto pero pretenden recuperar la actividad. Pese a este mejora, el saldo de barcas sigue siendo negativo. Pierde tres.
Y en el caso de Ciutadella, la situación se mantiene sin cambios. Cuenta con 20 barcas de artes menores y tres de arrastre.
Pese a que el sector mantiene el pulso y lucha para blindar el futuro de la pesca profesional en Menorca, la tendencia es descendente.