A contrarreloj. Las obras para que la central térmica de Maó reduzca parte de sus emisiones deben arrancar en poco más de un mes, a finales de febrero, para poder cumplir con la directiva europea, que fija de límite el 31 de diciembre de este año. El director general de Endesa en Balears, Martí Ribas, ha manifestado este miércoles que "vamos muy justos", más aún si se tiene en cuenta que todavía faltan autorizaciones de todas las administraciones con competencias en el proyecto, el Govern, el Consell y los ayuntamientos de Maó y Es Castell.
La obra consiste en hacer llegar agua de la depuradora de Maó-Es Castell hasta la planta de Endesa en el puerto con el objetivo de que sirva para refrigerar el proceso de combustión en tres de los ocho grupos de generación de la central. De ese modo se logrará reducir en alrededor de un 70 por ciento la emisión de óxidos de nitrógeno (Nox). El riesgo de no llegar a tiempo es que se clausuren las turbinas y la central ya no pueda satisfacer la demanda eléctrica de la Isla en un momento en que no hay cable de interconexión con Mallorca.
Ribas aseguró que las administraciones “se han volcado” y se mostró confiado en que llegarán a tiempo para ejecutar unos trabajos que ha calificado de “críticos” y que ya cuentan con la necesaria autorización y financiación del Gobierno, para la que ha reservado 18,5 millones de euros. Tanto el Govern, como el Consell, los ayuntamientos y la propia empresa han subrayado que este es un primer paso antes del verdadero objetivo, que la central deje el fuel y el gasoil y pase a funcionar con gas natural.