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El lunes se inicia la búsqueda de los tres represaliados menorquines en la fosa de Bunyola

Entre las víctimas que podría haber en esta fosa común se encuentran los menorquines Bartomeu y Sebastià Carretero Gornés y Josep Filomeno Pons Sintes

Imagen del cementerio de Bunyola. | CAÑELLAS & PLANAS

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La Consellería de Cultura, Participación y Deportes ha aprobado el inicio de las tareas de búsqueda de tres represaliados menorquines en la fosa de Bunyola, que se llevarán a cabo a partir del próximo lunes.

Según ha informado el Consell en un comunicado, se trata de una fosa que presenta una serie de dificultades, pero a propuesta de la Consellería de Cultura la Comisión de Fosas y Personas Desaparecidas se aprobó igualmente realizar las tareas pertinentes.
La propuesta de trabajar esta fosa viene motivada por el hecho que hoy en día hay hijos vivos en Menorca.

Entre las víctimas que podría haber en esta fosa común se encuentran los menorquines Bartomeu y Sebastià Carretero Gornés y Josep Filomeno Pons Sintes.

Los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi llevarán a cabo una serie de sondeos con el objetivo de determinar la viabilidad o inviabilidad de este espacio a la hora de llevar a cabo, en el futuro, tareas arqueológicas para encontrar cuerpos de personas desaparecidas durante la Guerra Civil.

El espacio dedicado a fosa común está al sudeste del cementerio, se ignora su capacidad que, según fuentes orales, no puede pasar de los ocho palmos de profundidad.

A finales de la década de los años sesenta se construyeron, encima, unos nichos y todos los huesos fueron trasvasados al osario situado al este del cementerio y detrás la capilla.

Durante el segundo semestre del año 1936, llegaron al cementerio de Bunyola una quincena de cadáveres. Según el Consell, eran unos hombres que habían sido asesinados por arma de fuego y abandonados a la acera de caminos o carreteras, en la intersección con otros caminos o torrentes.

Durante la posguerra el elevado número de defunciones, debidas entre otros a la aportación de cadáveres procedentes del hospital Joan March, hizo que el espacio que ocupaba el cementerio antiguo se llenara, de tal manera que fue necesaria su ampliación.

Esta ampliación hace pensar que los cuerpos de aquella fosa común fueran trasladados al osario.

Según la institución insular, esta ampliación hace pensar que los cuerpos de aquella fosa común fueran trasladados al osario. Por este motivo, se hacen necesarias tareas de prospección arqueológicas para aclarar esta circunstancia antes de llevar a cabo una excavación de más envergadura.

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