Mientras que en febrero del 2018 había un total de 3.207 licencias vigentes de caza, este año han pasado a ser 2.083, lo que supone una pérdida de más de mil permisos en las cinco modalidades que se practican en la Isla. Llama la atención, especialmente, que la bajada más pronunciada sea la de caza con arma, que copa más de la mitad de esta merma.
Estas cifras fueron expuestas durante el consejo anual de caza celebrado ayer, el último de la legislatura, que tenía como objetivo hacer balance de la temporada. La bajada de licencias de caza no responde a otra explicación que la del envejecimiento del sector, tal y como indicó el director insular de Medi Rural i Marí , Miquel Truyol.
Por otra parte, los últimos datos del Consell (2018) muestran que las capturas de perdiz se mantiene y, en cambio, disminuye la del conejo. Cabe destacar que desde Reserva de Biosfera llevan un seguimiento del estado de población de estas dos especies (las más cazadas), cuyo resultados, de momento, son buenos. «Aunque si la sequía continua podría haber problemas», señala Truyol.
En cuanto a las inspecciones de un total de treinta, se han determinado siete infracciones, la mayoría por temas administrativos. «Casi todas ellas han sido culpa de no tener los papeles en regla», explica Truyol. Los cotos de caza, por otra parte, suman 51.982 hectáreas entre los 491 existentes, 32 de ellos creados esta temporada.
Por su parte, desde las sociedades de cazadores, manifestaron su preocupación por compatibilizar la caza, con senderistas o buscadores de esclatasangs.