La sarna o escabiosis no es una enfermedad poco frecuente o de tiempos pasados, sino que cada año se diagnostican casos individuales en las consultas médicas de la Isla. Aunque todavía genera alerta ciudadana y cierto estigma social, porque se sigue asociando a entornos de pobreza y a una mala higiene, lo cierto es que empieza a ser como las infestaciones por piojos que periódicamente se viven en los colegios.
A pesar de ello, los casos detectados el pasado enero en Es Castell, Maó y Ciutadella generaron críticas por parte de algunos afectados porque la situación, a su juicio, está más extendida de lo que las autoridades sanitarias aseguran, sobre todo en zonas escolares, y consideran que falta información.
Pues bien los médicos insisten en que habrá que acostumbrarse a este molesto ácaro como lo hemos hecho a los piojos. «No hay que crear alarmismo ni hacer un drama, siempre ha habido casos pero solo habría que establecer un control en caso de que se dieran brotes, es más una cuestión de salud pública que de patología», asegura el director médico de la Clínica Juaneda Menorca, Xavier Pons, quien recuerda que no se trata de una enfermedad de declaración obligatoria a no ser de que se produzca un brote «cuando hay varios casos y en un ámbito geográfico concreto».
Coincide en las apreciaciones que el pasado mes realizó el director de Atención Primaria de la sanidad pública, Txema Coll, sobre la efectividad del tratamiento con una pomada si se toman las medidas higiénicas y de desinfección necesarias en el domicilio de la persona afectada. Si la crema fracasa, entonces hay que medicarse vía oral y este fármaco no se vende en España, hay que solicitarlo a través del Ministerio de Sanidad y eso retrasa el tratamiento.
«Sobre todo requiere una limpieza especial la ropa de cama, porque si no se desinfecta bien puede volver a reproducirse», explica. Las recomendaciones de la Dirección General de Salud Pública al respecto son que la ropa personal, de limpieza (toallas) y de cama (sábanas) utilizadas por los pacientes durante los dos días anteriores al inicio del tratamiento deben lavarse en agua caliente, a unos 60 grados. También se recomienda cambiar todas estas ropas a diario y usar siempre ciclos de lavado y secado a alta temperatura. Otros objetos que no puedan recibir esta limpieza, como pueden ser piezas de cuero, cojines, o mantas, deben guardarse en una bolsa de plástico oscuro y bien cerrada durante una semana, porque el ácaro no sobrevive a la falta de luz y aire.
Es un procedimiento engorroso pero de no realizarse escrupulosamente se corre el riesgo de que la parasitosis reaparezca.
Pero al margen de que sea una dolencia que nunca ha desaparecido del todo, hay algunas tendencias sociales que pueden hacer que esté más presente. Por ejemplo el hecho de que sea cada vez más habitual realizar viajes de aventura, en los que no siempre se duerme en una cómoda y limpia cama de hotel, o a países con menos garantías sanitarias, «estás más expuesto», recuerda el médico Xavier Pons. También subraya que estos pequeños parásitos proliferan cuando hay una concentración de personas.