Las residencias geriátricas de Menorca, tanto de titularidad privada como municipal o las dos del Consell Insular, se ajustan en la medida de lo posible al nuevo protocolo especial del Ministerio de Sanidad para definir y coordinar la atención de sus residentes y cuidadores. La incidencia letal del coronavirus en las personas de edad avanzada y los casos de muertes múltiples en algunas residencias de Madrid generan lógica preocupación en las familias. No hay constancia de que ninguno de los residentes en los centros de la isla hayan contraído el virus, ni que se tengan sospechas sobre ningún caso.
Las residencias de la Isla han separado a sus residentes en la medida que su espacio les permite, al tiempo que no aceptan nuevos ingresos y han cerrado sus centros de día. Han tenido que ubicar cartelería informativa, varios dispensadores con solución hidroalcohólica y pañuelos de papel para extremar todos los protocolos de higiene. Desde ayer, porque las novedades se suceden, «en cuanto tenemos a alguien con síntomas debemos llamar directamente al Hospital», explica Clara Garriga, directora de la Residencia de Alaior en la que viven 31 personas. Restringir el contacto con el personal no sanitario y aislar a los internos por plantas es otra de las medidas que se han aplicado en el centro de Alaior en el que se mantienen los encuentros en las zonas comunes procurando la separación de metro y medio entre ellos.
El gran problema de los geriátricos, entre otras cosas, es que para economizar, en vez de hacer habitaciones individuales, las hacen dobles. Esto, aparte de ser doloroso para estas personas que tienen que ver violentada su intimidad, ahora se demuestra que también es un peligro para situaciones como estas.