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Menorquins al món

«No quería dedicarme solo a vender un producto»

Emma Sintes en la Piazza del Duomo de Florencia

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La ficha

Lugar y año de nacimiento: Alaior, 28 de junio de 1997

Formación académica: Graduada en Publicidad y Relaciones Públicas, Universitat de Girona.

Ocupación actual: Relaciones públicas de Treedom, plataforma ‘online' para plantar árboles en el planeta y seguirlos a distancia.

Vive en: Florencia, sede de la firma

Su objetivo es: «No tengo ningún plan realmente, cuando vea que necesito un cambio lo buscaré»

Con solo 23 años y recién graduada, las cosas han ido a velocidad de vértigo para Emma Sintes Florit. Guiada por la idea de usar sus conocimientos de comunicación «para algo que cambie vidas», se ha enrolado en un proyecto empresarial cuando menos original. Comprar un árbol en internet y verlo crecer en cualquier lugar del planeta, un negocio que ya seduce en Italia y es propio de su generación, digital y concienciada con la naturaleza.

Entre Alaior y Florencia hay un recorrido; una carrera, una estancia Erasmus en Rumania, un confinamiento inesperado en Bolonia debido a la pandemia, y un fichaje por videoconferencia para su nuevo empleo en la capital de la Toscana. Aunque afirma no tener planes definidos, Emma tiene claro que cuando quiere un cambio, lo busca.

Solo hace un año que se graduó, ¿doce meses cargados de acontecimientos?

—Sí, realmente ha ido todo muy rápido, aún estoy procesándolo. Para explicarlo tengo que volver a 2018, cuando decidí hacer un ‘Erasmus' en Bucarest. Y elegí Rumanía porque hay gente que tiene un mal concepto de ese país y yo sin embargo tengo buenos amigos que son de allí, personas fantásticas que se han portado muy bien conmigo, así que quería romper ese prejuicio. Además la universidad de Bucarest está especializada en comunicación.

¿Y cómo fue la experiencia?

—Pasé seis meses increíbles y cuando acabé me quedé con ganas de más. Solo me quedaba realizar las prácticas y empecé a buscarlas por Europa. Las encontré en la Cámara de Comercio de Bolonia, ayudando a un evento para promocionar la región de Emilia-Romagna, llevando las redes sociales. Después, ya graduada, antes de irme de Bolonia, envié algunos curriculums y me salió una oportunidad de trabajo. Trabajé en una compañía de letras de canciones como editora de contenidos, transcribiendo y editando las canciones tanto en español como en catalán.

¿Entonces le ‘pilló' el encierro por la covid-19 en Italia?

—Sí, precisamente fue durante la cuarentena cuando decidí que era hora de un cambio. Creía que mi experiencia en Italia se había acabado, pero a veces tenemos la suerte más cerca de lo que pensamos y tuve esta oportunidad en Florencia. Cuando acabó el confinamiento me mudé allí.

¿Cuánto tiempo estuvo confinada en Bolonia?

—Dos meses, trabajando desde casa y en un piso compartido, creo que eso me decidió a cambiar (ríe), necesitaba mi espacio. En Rumanía tuvimos una asignatura que me ayudó mucho, nos explicaba cómo utilizar la comunicación para hacer algo positivo. Se me abrieron los ojos y vi que quería usar mis conocimientos para hacer algo que, de alguna manera, cambie vidas. No quería solo vender un producto.

Ahí aparecen los árboles en escena...

—Cuando entré en Treedom (enviando el curriculum a una oferta en Linkedin), pensé «este es mi sitio». Y eso que empecé en el nuevo trabajo a distancia, sin conocer en persona a la gente ni siquiera al jefe hasta que me mudé a Florencia el 5 de junio, fue un poco duro, y también muy rápido. El fundador de la compañía había vivido en Palma y conocía Menorca, creo que eso generó confianza, porque todo fue a través de videollamadas.

¿Qué es Treedom?

—Es una compañía creada hace 10 años y que surgió casi como una broma pero que se lleva a cabo. Federico Garcea, el fundador, trabajaba en un banco y era aficionado a jugar al FarmVille (popular juego sobre una granja virtual). En el juego estaba enamorado de una chica y para seducirla le plantaba árboles. Y entonces surgió la idea ¿por qué no lo hacemos en la realidad? Junto con otros socios empezó en un evento benéfico y funcionó, eso les dio ánimos para seguir. Básicamente Treedom consiste en que desde tu casa compras un árbol frutal, que se planta realmente en un país, la empresa contacta con ONG y agricultores locales. Además del beneficio ecológico para absorber CO2, hay un beneficio social, porque ayuda a comunidades desfavorecidas. Tú puedes seguir el árbol, su historia, Treedom te envía contenidos sobre él y la comunidad, no son talados y se garantiza una vida mínima de 10 años. Tenemos un grupo forestal que gestiona la plantaciones.

Suena utópico, ¿funciona?

—Estamos presentes en 17 países, sobre todo África y Sudamérica, pero también Tailandia y Nepal. En Europa se ha plantado en terrenos recuperados de la mafia en Sicilia. En total son ya más 1,2 millones de árboles plantados, 75.000 agricultores que se benefician del proyecto, y 375 millones de kilogramos de CO2 absorbidos por esta vegetación.

¿Qué tipo de clientes tienen?

—Está el cliente directo y luego las empresas (B2B), por ejemplo una compañía que decide realizar una campaña con nosotros, crear su bosque. En cuanto al cliente directo, se interesa sobre todo gente joven, nuestro público objetivo tiene de 22 a 35 años. Treedom trasplanta un arbolito, no semillas, y tiene personal para controlar cómo crecen. La empresa está funcionando bien en Italia y ya tiene personal en Alemania, durante el confinamiento ha crecido muchísimo –era algo que se podía comprar y regalar on line–. Treedom está decidida a abrirse paso en otros países europeos.

¿Ha alcanzado entonces el objetivo laboral que buscaba?

—Estoy muy contenta, trabajo en el campo de la comunicación ayudando a limpiar el planeta, se usa para algo bonito, cuidar el medio ambiente y al mismo tiempo ayudar.

Y su nueva ciudad, además del arte y la cultura, ¿qué le hace sentirse a gusto?

—Florencia es espectacular, tienes otra visión viviendo aquí, antes siempre iba al centro y ahora descubro pequeñas calles. Después del confinamiento he podido disfrutar de lugares antes siempre llenos y ahora casi vacíos, como la Galleria degli Uffizi, que contiene obras tan importantes como El Nacimiento de Venus. Pero sobre todo me encanta que es una ciudad envuelta de naturaleza y que no tiene metro, no uso el transporte público, voy andando o en bici a la oficina, que es una casa en el campo.

Equipo joven. La original idea está desarrollada por todo el mundo por un equipo de trabajadores joven y de distintas nacionalidades, aunque nace y se dirige desde Italia. Arriba, una foto de familia de los empleados y a derecha, Emma Sintes, Digital RP Manager, feliz con su trabajo. Fotos: E.S.F./TREEDOM

El proyecto

Emma Sintes, relaciones públicas de Alaior, forma parte del equipo de Treedom, plataforma que vende árboles por internet y ayuda a reforestar el planeta

w Treedom es una empresa basada en una idea novedosa; combina tecnología, medio ambiente y cooperación. Es una plataforma en internet que permite comprar un árbol (hay de distintas variedades, todas frutales) y realizar su seguimiento online. Todos los árboles están geolocalizados (imagen inferior derecha). Hay viveros (foto superior derecha) donde crecen las especies que después serán comercializadas y que se plantarán en diferentes puntos del planeta, pero sobre todo en países en desarrollo (a la izquierda, imágenes de Haití y Kenia). El objetivo es reforestar y purificar el aire, a la vez que se da una salida a los agricultores locales que cuidan los árboles y cosechan los frutos. Ya se han plantado árboles en Haití, Guatemala, Honduras, Argentina, Ghana y Kenia entre otros países, y en Europa, en la isla italiana de Sicilia.

Catedral. Emma Sintes en la Piazza del Duomo de Florencia, que también nota el descenso de turismo por la pandemia. Foto: E.S.F.

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