Los vuelos de pequeños aviones privados han sido más frecuentes que nunca este verano sobre el cielo de Menorca. En julio se han contabilizado 311 operaciones y en agosto otras 311, lo que supone un incremento del 40 por ciento en el primer caso y un 22,4 en el segundo. Las cifras marcan una tendencia inversamente proporcional a la experimentada por la aviación comercial, que ha sufrido un desplome desconocido desde que despegó la industria turística en este territorio.
No hay datos, sin embargo, de los pasajeros que han utilizado este medio de transporte vinculado por lo general a viajeros de alto poder adquisitivo. No se trata de una cifra cuantitativamente relevante. De hecho muchos de los vuelos han sido operados en calidad de aerotaxis, han llegado vacíos para recoger pasajeros o han venido con pasaje y han regresado a su punto de origen sin carga.
En todo caso, el elevado aumento del tráfico de la aviación privada remite a las medidas de protección contra la pandemia que han adoptado los pasajeros más pudientes. Criterios de seguridad, añadidos a los inherentes de mayor comodidad de los pequeños reactores o avionaetas particulares, parecen la razón principal del impulso registrado por este tipo de vuelos.
El fuerte incremento está relacionado con el cambio de paradigma que el entorno de la covid-19 ha producido también en cuanto a la elección de alojamiento. Los pequeños establecimientos y aquellos alojamientos que proporcionan más intimidad han sido también los que han mantenido niveles de ocupación más aceptables, mientras que los grandes hoteles y aquellos donde la aglomeración puede resultar más frecuente en determinadas instalaciones han sido víctimas del repentino cambio de hábito de los turistas de esta anómala y crítica temporada.
Existe actualmente una amplia flota de empresas de aviación de pequeños reactores que se alquilan para este tipo de viajes. Las que más han volado este verano a Menorca son la Fly Calibration Services LT y la Centraline AV, con sede ambas en Gran Bretaña, y Jetfly Aviation, radicada en Luxemburgo, aunque también han viajado aparatos de Quality Fly, de Madrid, otra francesa con domicilio en Andorra y uno de una empresa particular de Lleida que ha realizado cinco operaciones este verano.
El alquiler ha sido la modalidad más frecuente y es también la razón que explica que alguno de los trayectos viajen de vacío como explican fuentes de AENA.