La atención que realizan entidades sociales se ha convertido en indicador de la dimensión de la crisis económica originada por la pandemia del coronavirus. Sirva el de Cruz Roja, que está entregando productos básicos de alimentación a 538 familias de Maó y a 63 de Es Castell.
La cifra revela que se ha triplicado respecto al periodo anterior, que se situaba en unas doscientas familias.
Por el cálculo del volumen que representan las entregas en cuanto a alimentos y género de primera necesidad, Cruz Roja calcula que los usuarios englobados en torno a esas familias son unos dos mil.
La gestión de la necesidad sobrevenida con la crisis ha obligado a la organización humanitaria a montar un equipo de logística capaz de atender toda la demanda. Este equipo humano recibe y traslada los productos a la sede de Cruz Roja, prepara los lotes y organiza las entregas, apartado en que el ha contado con la colaboración de la Policía Local de Maó.
Arturo Bagur, presidente de la entidad, declara que fueron descargados 30 palets de productos básicos, alimento seco, que solo ha durado tres o cuatro semanas. «Ahora más que nunca resulta muy necesaria la colaboración social», apunta como invitación a las donaciones de productos básicos de alimentación para abastecer una demanda que podría incrementarse durante las próximas semanas.
Desde el comienzo de la crisis de la covid-19, Cruz Roja ha asegurado el mantenimiento de sus programas esenciales y ha intensificado la actividad con las personas más vulnerables ante el acoso de pandemia.
En esa línea y durante la primera fase, la organización ha mantenido contacto telefónico con personas mayores, con personas que sufren discapacidad o con enfermedades crónicas para informar sobre medidas de prevención, ayudar y detectar posibles necesidades.
Asimismo, ha entregado alimentos, agua y productos de primera necesidad a personas en situación de extrema vulnerabilidad y personas sin hogar. En tercer lugar, gestionó los espacios de confinamiento de Sant Joan dels Vergers y Sa Vinyeta.
Aunque no les guste a nadie escucharlo, en la isla sobra mucha gente de fuera, para estar aquí sin nada que estén así, pero allí de donde vienen