El mundo tiene diez años para cambiarlo todo y Menorca quiere aprovecharlos para liderar la revolución y situarse a la vanguardia, para erigirse en referente de otros territorios en la batalla de todas las batallas, la lucha impostergable –quién sabe si ya tardía– contra el cambio climático. En los primeros albores de esta década crucial, el departamento de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera del Consell acaba de dar un paso más en el compromiso adquirido con esa transición publicando la llamada «Estrategia Menorca 2030: hoja de ruta para descarbonizar el sistema energético de la Isla». Un libro en el que grava a fuego el documento aprobado por el pleno en abril de 2019 y que todavía no había salido oficialmente a la luz.
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Este diario ya ha podido avanzar buena parte de los objetivos concretos que Menorca se impone para los próximos diez años. Con el fin último de reducir drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero, nada menos que un 50 por ciento para 2030; se ha establecido una estrategia que abarca la generación eléctrica, la reducción de la demanda mediante la eficiencia y el autoconsumo energético, la movilidad terrestre y el cambio de los sistemas de gestión eléctrica, un reto mayúsculo que ha recibido el apoyo explícito de 13 organismos públicos, entre ellos el Ministerio para la Transición Ecológica, once entidades del ámbito internacional, nacional y local, y 18 asociaciones empresariales, empresas y compañías del calado de Red Eléctrica y Endesa.
A grandes trazos, los objetivos marcados implican la implantación de 261 megavatios (MW) de potencia en parques solares en suelo, 16,5 MW en parques eólicos, 30 MW en instalaciones de autoconsumo en entornos urbanos, 4 MW de energía undimotriz (con las olas) y 400 megavatios hora (MWh) de almacenamiento con baterías. El objetivo, que en 2030 el 85 por ciento de la generación eléctrica provenga de las renovables (ahora apenas llega al tres por ciento). Todo ello debe complementarse con actuaciones para reducir un 50 por ciento el uso de combustibles fósiles en el transporte terrestre, un 30 por ciento en los usos térmicos para edificios y un diez por ciento el consumo de gasóleo B en el sector agrario.
Con una necesidad de inversión pública y privada calculada en unos 600 millones de euros, esta hoja de ruta no debe ser solo un documento de intenciones, sino una llave para abrir las puertas de la financiación en un momento en que se está definiendo el reparto de los fondos europeos para la reactivación. «Las líneas de financiación exigen un trabajo hecho. Menorca está muy bien posicionada y las instituciones europeas lo saben. También está logrando obtener financiación privada», destaca Pau de Vilchez, recién nombrado presidente del Comité de Expertos para la Transición Energética y el Cambio Climático de Balears y en los últimos dos años responsable español de la iniciativa Clean Energy for UE Islands.
Este programa de la Comisión Europea nacido en 2018 para acelerar la transición energética en las más de 2.700 islas europeas escogió en abril de 2019 las primeras 26 que van a pilotar el proceso elaborando planes de transición. «Menorca ha sido el alumno aventajado. Fue la primera en presentar una agenda con cara y ojos. No me gusta decir que es ambicioso, tiene una gran responsabilidad climática. Ojalá otras islas tuvieran ese nivel de compromiso». De Vilchez subraya otra de sus fortalezas: «Es muy positivo que haya un gran pacto de consenso social detrás». Ha llegado el momento de ponerlo en práctica.
170 páginas para demostrar la solidez del plan
El Consell ha editado por el momento 300 ejemplares en catalán y 300 ejemplares en castellano del libro «Estrategia Menorca 2030: hoja de ruta para descarbonizar el sistema energético de la Isla», un documento de 170 páginas en el que se plasma el plan de transición energética de Menorca de una forma atractiva y didáctica. Un elemento fundamental para hacer posible esa revolución en el sistema energético es la financiación. El documento servirá para mostrar la solidez de la hoja de ruta tanto a administraciones superiores capaces de favorecer inversión pública, en un momento en que se van a repartir los fondos de reactivación de la Unión Europea, como a inversores privados. También servirá para hacer divulgación interna para involucrar lo máximo posible a los actores sociales de Menorca, implicados todos en este tránsito hacia la reducción drástica de emisiones de gases de efecto invernadero.