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Ser transexual en Menorca: del acoso a la huida de la Isla

Un estudio revela la falta de recursos par atender los problemas de un colectivo invisibilizado

Feli Mansilla, Alba Pons y Lena Castells durante la presentación del informe en Maó | Gemma Andreu

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Es momento de que se cumplan los compromisos. Esta es la reivindicación que integrantes del nuevo colectivo menorquín Transverxia realizaron ayer en el marco de la presentación del primer Diagnóstico Trans* que se ha elaborado en Menorca, de la mano de la asociación Diverxia, que lucha por los derechos LGTBI+ en la Isla. El acto tuvo lugar ayer en Ca n'Oliver y hoy viernes se presentará el estudio en Ca'n Saura de Ciutadella (18 horas). Su autora, la antropóloga y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, Alba Pons Rabasa, es contundente respecto a la situación del colectivo trans* y la presión que ejerce sobre el mismo una sociedad «muy conservadora» como la insular.

«En Menorca falta camino para que la ley de 2016 contra la LGTBI fobia se haga real, lleva un retraso considerable en la implementación de políticas LGTBI, de medidas y servicios que son urgentes», asegura Pons, «la población trans* en la isla no tiene ni donde informarse, ni donde asesorarse, ni donde denunciar las violencias que vive, ni donde visibilizarse, absolutamente nada, es como si no existiera, está desamparada en términos institucionales, legales y sociales». La elaboración de este primer diagnóstico es un paso fundamental para conocer la situación de estas personas que según su autora «están desamparadas y borradas del mapa» y tienen barreras de acceso a sus derechos.

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