El hotel rural Son Granot, situado a la salida de Es Castell, se ha incorporado a la oferta de la sociedad Jardí de Ses Bruixes Collection que regentan Nando Pons y Anja Sánchez-Rodrigo Wickers.
Los empresarios han cerrado la compra del 75 por ciento de este imponente establecimiento de estilo georgiano que tenía a la venta un grupo empresarial mallorquín del que formaba parte el hotelero mahonés, Damià Llull, quien conserva el porcentaje restante.
El hotel rural se levanta sobre una superficie de 70.000 metros cuadrados con un edificio central que contiene 9 habitaciones dobles, espacios comunes, cocina y comedor, y otro en la parte posterior donde se ofertan dos suits. La amplitud del exterior permitirá potenciar su uso en el que la propuesta gastronómica adquirirá especial relevancia con la incorporación del chef Richard Watts, quien ha regentado el restaurante Can Bernat des Grau en los últimos años.
«Tenemos debilidad por los edificios antiguos, el patrimonio insular y la restauración», explica Anja Sánchez-Rodrigo, para destacar que la compra, además, «impide que esto pase a manos de inversores extranjeros». En todo caso, subraya que «nosotros no somos hoteleros sino recuperadores de patrimonio, tampoco buscamos un negocio especulativo porque tenemos una concepción romántica de esta actividad».
La incorporación de Son Granot a Ses Bruixes Collection, que incluye el boutique hotel de la calle San Fernando, en Maó, el café restaurant Es Jardí, el spa Illa y la sala de eventos Dalt Ses Bruixes, permitirá ofrecer un country club a sus clientes para disfrutar del aire libre, la piscina y otros servicios. «Queremos que sea como un hotel diseminado en el que todos puedan disfrutar de todo», destaca el arquitecto Nando Pons, para promover la movilidad de los huéspedes de un establecimiento a otro, según sus preferencias durante el tiempo que dure su estancia.
El propósito de la nueva propiedad es que el restaurante del hotel, que tendrá por nombre Alma Salada, esté abierto al público antes de que concluya este mes, y posteriormente, durante junio, ya comiencen a llegar los primeros clientes del establecimiento. Como sucede con Ses Bruixes, la intención es que se mantenga abierto durante todo el año.
La amplitud del nuevo hotel del grupo permitirá crear varios espacios diferenciados con propuestas de ocio, eventos y restauración aprovechando su amplia zona ajardinada y la que circunda la piscina a los pies del edificio central.