No ha pasado ni un año y medio desde que la central de Maó se adaptó ‘in extremis' a la directiva europea de reducción de emisiones industriales y ahora otra normativa comunitaria, la llamada MTD (Mejores Técnicas Disponibles), que entra en vigor el próximo 17 de agosto, da una nueva vuelta de tuerca y obliga al Ministerio para la Transición Ecológica a ordenar una nueva adecuación en la térmica de Endesa para que rebaje la utilización de las tecnologías de generación más contaminantes. De no hacerlo, autorizando inversiones en el caso de ser necesarias, se expone a ser sancionado por la Unión Europea.
La normativa afecta a todos los centros de combustión, como las centrales térmicas, y es la que va a provocar que a partir del 17 de agosto la central de carbón de Alcúdia reduzca ostensiblemente su funcionamiento. Para ese centro de generación existe un plan establecido de descarbonización, pero por el momento no se conoce cuáles son los planes del Ministerio para la central de Maó. Endesa planteó un proyecto de gasificación que permitiría cumplir con la reducción de emisiones, pero la inversión, que en un principio debía ser una realidad en 2022, no ha recibido autorización por parte del Gobierno.
El Govern considera que en ningún caso es necesario esperar a que se lleve a cabo esa transformación para cumplir con la nueva reducción de emisiones y ha elevado una propuesta de actuación al Ministerio, según detallaba ayer el director general de Energía y Cambio Climático del Govern, Pep Malagrava. La misma plantea dos escenarios. El primero es limitar el tiempo de funcionamiento de los motores diésel (los que se nutren con fueloil) a un máximo de 500 horas anuales, lo que supone que se puedan utilizar apenas tres semanas al año. El segundo es que, bien manteniendo esa limitación o relajándola hasta las 1.500 horas anuales, se elimine el uso de fuel y que la central pase a funcionar únicamente con gasoil.