El 79 por ciento de los edificios de la Isla, ya sean viviendas, centros de trabajo o sedes públicas, cuentan con suficiente superficie útil y están construidos de materiales adecuados para soportar instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo. Lo revela el informe elaborado por el Área de Estudios de la empresa EDP Solar, a cuyos datos específicos sobre Menorca ha tenido acceso este diario. En el mismo se calcula la generación potencial a la que se llegaría si ese gran volumen de edificios aptos se pasaran al autoconsumo. Se podrían generar hasta 683 gigavatios hora al año, cuando el consumo anual del conjunto de la Isla no llega a los 500 gigavatios hora. Siempre sobre el plano teórico –ya que ninguna instalación satisface el cien por cien de las necesidades del edificio hasta que no se expanda el uso de baterías– ese potencial arrojaría incluso un excedente del 27,2 por ciento.
El estudio hace especial hincapié en los edificios plurifamiliares, las comunidades de vecinos, donde hasta hace poco no existía una regulación que impulsara su instalación. La cuestión regulatoria se resolvió con un real decreto del año 2019 que adaptaba una directiva europea en la que se establece que el autoconsumo y la llamada generación distribuida es un derecho al que no se pueden poner trabas y que obliga a los estados miembros a desarrollar regulaciones que lo potencien. Gabriel Nebreda, director de EDP Solar, explica que esa regulación es reciente y que en medio ha sobrevenido una pandemia, lo que hace que todavía sean muy minoritarios los bloques de pisos que apuestan por el autoconsumo, una cuestión crucial teniendo en cuenta el gran número de familias que residen en bloques de pisos.
«Instalar placas en las comunidades de vecinos no solo es igualmente posible, sino que además es mucho más rentable ya que se distribuyen los costes fijos de la instalación y ahora la regulación es más que aceptable», asegura Nebreda, quien explica que en estos momentos, cuando el precio de la energía está subiendo y el coste de las instalaciones fotovoltaicas ha bajado, se pueden amortizar las instalaciones en un periodo de entre cinco y ocho años en el caso de los edificios unifamiliares, los chalés, con una inversión inicial de entre 5.500 y 7.000 euros y con un ahorro de entre un 30 y un 40 por ciento del consumo. En el caso de los bloques de viviendas los periodos de amortización se mueven entre los cuatro y los seis años. Con todo ello hay que tener en cuenta que la vida útil de las instalaciones es de alrededor de 35 años.
Incentivos
En estos momentos existen además importantes incentivos para que los ciudadanos den el paso. El Govern tiene en marcha una subvención por autoconsumo que cubre hasta el 50 por ciento de la inversión en el caso de particulares y del 30 por ciento en el caso de pymes, convocatoria anual que termina el 31 de julio. También el Gobierno ha aprobado hace apenas dos semanas un real decreto en el que se aportan fondos para que las comunidades autónomas sigan apostando por el autoconsumo ciudadano. Además los municipios empiezan a aplicar bonificaciones en el Impuesto de Bienes Inmuebles para aquellos vecinos que se hayan pasado al autoconsumo energético.
Por municipios
El estudio, basado en datos catastrales, estadísticas de variables meteorológicas para calcular las horas de radiación, de sol, al año (en el caso de Menorca 2.765) y las estadísticas de la industria eléctrica, también permite comparar los distintos municipios de la Isla. Llama la atención las considerables diferencias en el porcentaje de edificios que son aptos para la instalación de placas. Analizando los dos grandes municipios, Maó y Ciutadella, se observa como en Ciutadella se eleva al 86 por ciento el número de edificios con potencial fotovoltaico, mientras que en Maó ese porcentaje desciende hasta el 70 por ciento. La razón, explican los autores del informe, está en el menor número de edificios unifamiliares que hay en la ciudad de Llevant, con más presencia de bloques de pisos. En cualquier caso en ningún municipio se desciende del 66 por ciento de potencial, marcado por Ferreries.
El análisis también ofrece un cálculo del potencial ahorro de emisiones de dióxidos de carbono si se cubriera de placas todos los edificios viables. Permitiría reducir las emisiones en 170.758 toneladas de CO2, lo que equivale a la plantación de 12,8 millones de árboles. Son cálculos hipotéticos que vienen a mostrar la gran capacidad que tiene la Isla a la hora de aumentar su generación en suelo urbano, uno de los grandes objetivos de la transición energética de la Isla, que se propone reducir en lo posible la necesidad de consumir terrenos en suelo rústico.