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Los payeses se hartan de vender a pérdidas: se dejan 20 céntimos por cada litro de leche

No pueden competir con los precios de lineas blancas y piden más consumo del producto local

Menorca produce cerca del 80 por ciento de la leche balear con 114 fincas, frente a 18 en Mallorca y dos en Eivissa | Gemma Andreu

Por cada litro de leche que venden las granjas menorquinas pierden 20 céntimos. El sector ganadero, que en Menorca es básicamente vacuno lechero frisón, volvió ayer a denunciar que los costes de producción de un litro de leche están muy por encima del precio al que la cobran los payeses y por ello las explotaciones están al límite, «la rentabilidad es prácticamente nula», sentenció el secretario de la Asociación Frisona Balear, José Ramón de Olives, durante la presentación en Es Mercadal del Informe SOS Frisona. Una llamada de socorro que argumentan con cifras: los ganaderos de las Islas deberían cobrar 0,50 euros el litro para cubrir al menos los costes de producción, pero en cambio perciben 0,31 euros, una cantidad inferior a la que se paga a los productores de la Península, que oscila entre los 0,34 y los 0,36 euros, según señalaron ayer desde la Asociación Frisona Balear (AFB) en un acto en el que participaron su vicepresidente, Jaume Moll; su secretario, José Ramón de Olives; y los ganaderos Cristóbal Capó Fedelich (Ciutadella), Juan Coll Allès (Es Mercadal) y Sebastià Capó Pelegrí (Alaior).

Detrás de este desequilibrio está la insularidad, «no tenemos las mismas oportunidades para comprar o para la    venta de reses que en la Península». Una consecuencia de ese doble hecho insular es el que denominan ‘efecto hamburguesa', presionados por arriba debido a los extracostes que conlleva el producir en una isla y, por abajo, presionados por los infraprecios.

Al aislamiento y las menos oportunidades que se derivan de la insularidad se une la subida del 30 por ciento de los precios de los cereales para alimentar a las vacas. Este aumento de precios que asfixia a los ganaderos se debe en parte a condiciones meteorológicas, como la sequía de la última primavera, pero también a los movimientos especulativos con los precios de los granos en los mercados internacionales. Pero los ganaderos no culpan a los productores de cereales, «son agricultores también», sino que apuntan también «al problema de la distribución».

Critican que las grandes superficies utilicen la leche como reclamo para vender otros productos tirando precios con sus marcas blancas, algo que claramente perjudica la comercialización de la leche menorquina, que mayoritariamente se vende a la cooperativa Coinga y también tiene salida en el mercado del levante español.

Acusan a las cadenas de distribución de incumplir la normativa estatal que prohíbe vender por debajo del precio que haya costado producir un producto, un Real Decreto que el Gobierno aprobó en 2020 en respuesta a las exigencias de agricultores y ganaderos, «que cumplan la ley», afirman los payeses. También piden al consumidor «que haya solidaridad con el producto local» ahora que precisamente y por razones medioambientales y de calidad, está de moda. No solo piden ese gesto solidario al ciudadano sino también buscan la implicación del sector Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), con la adquisición de leche y derivados de procedencia local para su consumo preferente en sus establecimientos «por simple solidaridad con los que mantienen el medio ambiente, la biodiversidad, el territorio y el paisaje, que constituyen el entorno, la postal, que luego venden a sus respectivos clientes», aseguran. Ahora mismo los ganaderos se siente relegados, y añaden que están a la espera de conocer «el anunciado, hace meses, plan estratégico de la ganadería del Govern balear», mientras la actividad «está en caída libre por la falta de rentabilidad, lo que condenaría al abandono de miles de hectáreas».

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