Miguel Pons Villalonga, que falleció ayer en Alaior a los 70 años, representa el relevo generacional y también la continuidad de «La Payesa», conocida marca comercial de una empresa familiar de Menorca que se dedica a la elaboración de queso.
La historia empresarial de Explotaciones Pons Marín SL, que en la actualidad produce y comercializa 300 toneladas de queso a través de distribuidores y grandes superficies, y da trabajo de manera directa a veinte personas, arranca con su padre, Miguel Pons Marín, a finales de los años cuarenta. Este empresario de Alaior empezó a comprar la producción quesera artesana de varios llocs de Menorca para llevar a cabo los procesos de maduración y afinado en las cavas que construyó para esta actividad.
El actual gerente de la empresa, Pere Pons Petrus, nieto del fundador, explicó en noviembre de 2019, en un reportaje del semanario «El Económico», que «los orígenes se remontan a una época marcada por la escasez, cuando mi abuelo decidió ampliar el ámbito de actuación de la tienda de comestibles que tenía y regentaba con la compra de pequeñas cantidades de queso fresco a los payeses de los alrededores». El propósito de Pons Marín consistió en gestionar la maduración de los quesos para venderlos en la tienda o distribuirlos entre algunos comercios de la Isla.
Durante la primera década todo el proceso se realizaba en la misma vivienda familiar, donde Miguel Pons Villalonga vivió y aprendió el funcionamiento y el trato con los payeses, que los lunes entregaban con carros tirados por mulas el queso de la semana.
El crecimiento del pequeño negocio motivó que a finales de los años 50 se formalizase la compra del primer almacén de los cuatro que acabaron teniendo en Es Banyer, una zona alejada entonces del centro urbano de Alaior.
En los años 60 la actividad se consolidó y empezaron los primeros envíos a Mallorca, añadiendo otros artículos relacionados con el campo. Ya se había registrado la plena incorporación de Miguel Pons Villalonga que asumió la dirección de la empresa durante la segunda generación.
La principal preocupación de Miguel Pons Villalonga consistió en mejorar la calidad, tanto gastronómica como sanitaria, del queso que maduraba, porque el queso fresco que entregaban los payeses no era homogéneo al proceder de varias fincas con sistemas de producción diferentes.
La gran decisión de Pons Villalonga consistió en elaborar directamente el queso, aplicando las técnicas de producción del queso artesano con leche cruda. En 1985 llevó a cabo la transformación de la empresa con la adquisición de una nave de mil metros cuadrados en el Polígono La Trotxa, la compra de la maquinaria y la firma de acuerdos estables con varias ganaderías de Menorca. Constituyó una gran innovación, junto con la recogida de la leche en los llocs en un camión isotérmico.