Desde hace unos días, vecinos de Ciutadella han sido testigos de la instalación de una nueva antena sobre un vivienda de la Contramurada. Un dispositivo que ha hecho resurgir las alarmas, especialmente por sus «grandes dimensiones», por las dudas existentes sobre la idoneidad de su ubicación y por los efectos nocivos que pueden tener para las personas estos emisores de ondas.
La antena en cuestión se ha instalado en lo alto del número 61 de la Avinguda Jaume I el Conqueridor. A principios de mes, «tuvimos un camión todo el día en la calle y, cuando nos dimos cuenta, habían instalado la antena», apuntan vecinos que viven en las inmediaciones y que se muestran intranquilos por sus posibles efectos sobre la salud.
La antena en cuestión es de Vodafone y sustituye a otra que estaba instalada en este mismo edificio con anterioridad. Se trata, por lo tanto, de una renovación de equipos, pero no de 5G como se especulaba, sino todavía de 4G, aunque la misma estructura servirá para el cambio de tecnología.
De hecho, la antena es visualmente menos impactante al ser blanca y de forma tubular, con los emisores de radiofrecuencias en su interior. Esta carcasa blanca, en un futuro, podría acoger los dispositivos para dar cobertura 5G, en el momento que la operadora lo considere viable económicamente. Hoy, los mapas de cobertura indican que Vodafone no da servicio de 5G en la Isla.
Plan especial
Una cuestión sobre la que ponen el acento los vecinos es si la antena puede, o no, estar ubicada en este enclave, en el límite del casco antiguo y, por lo tanto, sujeto al Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico-Artístico de Ciutadella. Un documento, sin embargo, que no regula sobre esta cuestión, sino que remite expresamente al Real Decreto Ley 1/1997 de 27 de febrero sobre Infraestructuras en los Edificios y Acceso a los Servicios de Telecomunicaciones.
En este sentido, el concejal de Urbanismo, José López, señala que «el Plan Especial regula, por ejemplo, la instalación de aparatos de aire acondicionado, pero no dice nada sobre antenas, como tampoco lo hace sobre instalaciones fotovoltaicas».
De todos modos, «según el tipo de antena, quizá sí que la compañía debería haber solicitado una licencia» al Ayuntamiento para la nueva instalación. Algo que Vodafone «no ha hecho».
A partir de ahí, los técnicos municipales harán las oportunas comprobaciones por si fuera exigible esta licencia municipal. Por otro lado, esto es independiente «de lo que puedan considerar desde Patrimonio, sobre su impacto visual, sus dimensiones, el color o si debería estar colocada más adentro», añade López.
Procedimientos
La ausencia, en este caso, de la concesión de una licencia para la renovación de la antena choca con lo que apuntan desde el departamento del Consell competente en materia de innovación y nuevas tecnologías. La directora insular, Nati Benejam, recuerda que la instalación de una antena requiere «un plan de implantación que se presenta ante la Dirección General de Innovación del Govern, y luego el ayuntamiento debe conceder licencia». Sin embargo, hay empresas que «se saltan» el proceso con el pretexto de «renovar» los equipos, y «aprovechan para mejorar prestaciones», como sucederá en el momento que Vodafone implante la tecnología 5G.
En cuanto a lo nocivo de las radiaciones, técnicos especialistas que trabajan en la Isla para compañías telefónicas, afirman que sigue la normativa europea y que, en realidad, «emite muy por debajo de los límites». Además, estos aparejos desprenden «radiaciones no ionizantes, que no tienen una función de microondas que son las que emiten las parabólicas y que sí son dañinas a largo plazo». De ahí que siempre se instalen «lo más alto posible». Asimismo, la antena de Vodafone en la Contramurada «tiene dos paneles emisores, uno mira al Canal Salat y otro al centro de Ciutadella», por lo que los vecinos de ambos lados del número 61 «apenas reciben radiaciones», concluye el experto.