Las protectoras de animales de Menorca rechazan la expresión de «maltrato animal» para referirse a la participación de los caballos en las fiestas patronales de la Isla. Este es un debate que lleva tiempo en el candelero y que ha resurgido las últimas horas a raíz de un artículo en «eldiario.es», donde se tilda de «salvajadas» a estas y otras celebraciones en España.
Desde las protectoras de Maó y Ciutadella son reacios a posicionarse en esta cuestión, pues entienden que es un «tema muy delicado y complejo», que se mezcla, además, con el sentimiento popular y la pasión que gran parte de los menorquines sienten por sus fiestas. No obstante, sí tienen claro que «el término maltrato se utiliza mal» y se presta a confusiones.
Opinión y reacción
«eldiario.es» publicaba este 28 de diciembre un artículo de opinión del periodista Lluís Freixes, en el que, además de referirse al tema de la presencia de la mujer en las fiestas de Sant Joan, defiende la «abolición de los jaleos». Unas celebraciones que asemeja a otras donde se da muerte al animal y en las que, afirma, participan «caballos azabaches», con «los ojos desencajados y la espuma blanca y espesa que sale de la boca de un caballo que está aterrado».
«Ataques de ansiedad, golpes de calor y heridas provocadas por las espuelas y el bocado», además de los bots a los que obligan los jinetes y «una multitud de personas —la mayoría ebrias— los agobian y zarandean», son algunos argumentos esgrimidos para pedir el fin de las fiestas de Menorca, que son «una condena a aquellos animales que por su excepcional condición física, su potencia y adaptabilidad llevan siglos de trabajo esclavo, domados y montados desde chiquillos por aquellos que dicen amarlos».
Preguntados por «Es Diari» sobre estas manifestaciones, desde las protectoras creen que se sustentan en un mal uso del término «maltrato», pues estas situaciones «se producen en muy pocas ocasiones» y los equinos «suelen estar bien entrenados y el caixer conoce perfectamente» si su estado es el idóneo.
En cualquier caso, para despejar cualquier duda y garantizar el buen trato, «llevamos tiempo pidiendo un control veterinario que pueda valorar que los caballos están en condiciones», medida que ya se está empezando a valorar. De hecho, en 2017, Sergi Olvera hizo un estudio veterinario a partir de la saliva de caballos durante las fiestas de Maó, y determinó que los niveles de cortisol (hormona segregada en situaciones estresantes) eran similares antes y después de participar en los jaleos.
Por otro lado, las protectoras también apuestan por impedir la participación en las qualcades a cualquiera que tenga antecedentes de maltrato animal, y que se tengan en cuenta las cargas (peso del jinete) que deben llevar los animales, para que no sean elevadas y provoquen daños.