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Alaior y Ciutadella, los municipios de Menorca que más extranjeros pierden con la pandemia

La presencia de ciudadanos de otros países en la Isla ha caído del 16,3 al 11,7 por ciento en diez años

Las coyunturas económicas determinan los movimientos migratorios y la crisis de la covid-19 ha contraído el mercado laboral.

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Durante el año 2020, el primero de la pandemia, todos los municipios de la Isla perdieron presencia de residentes extranjeros, según los datos del padrón a 1 de enero de 2021 publicados por el Instituto Nacional de Estadística.Esta merma generalizada de ciudadanos no españoles contrasta con un contexto de ligera subida en cuanto a la población total, con solo tres localidades en Menorca que vieron reducir su volumen absoluto de habitantes.

En el conjunto de la Isla, los censados extranjeros pasaron de 11.579 a 11.254 durante 2020, por tanto 325 personas menos. El porcentaje sobre la población absoluta descendió, así, de un 12,1 a un 11,7 por ciento, sobre todo porque la cifra de residentes totales se incrementó en una cifra similar, con 295 más al aumentar en 620 los españoles registrados.

La profesora de Geografía de la UIB Joana Maria Petrus Bey comenta que estas son fluctuaciones propias «de una sociedad con una gran movilidad», y ante las cuales Menorca suele presentar un comportamiento más estable, por ejemplo, que Mallorca y Eivissa. Ahora, se refleja «un momento de contracción en el mercado laboral», pero apunta que estos inmigrantes «pueden volver». La vinculación a la actividad económica, indica la mahonesa, se demuestra por el hecho que los residentes extranjeros tienen mayor peso en la franja de edad entre 16 y 64 años.

En la distinción por municipios, Alaior perdió 95 residentes extranjeros en 2020, la cifra absoluta más elevada de la Isla, pese a haber aumentado su censo en diez personas. Ciutadella ha experimentado un descenso de 69 extranjeros con un repunte del censo de cincuenta habitantes. Maó y Es Mercadal se dejan 44 no españoles cada uno, aunque el primero pierde 14 en el censo total y el otro crece en nada menos que en 128. Algo similar le pasa a Sant Lluís, que engorda su padrón en 142 personas pero pierde 15 no nacionales. Solo Es Migjorn Gran se salva de guarismos negativos, al sumar un extranjero más, aunque el incremento global de su censo en 37 personas hace que baje el peso porcentual de los no españoles. Solo en Es Castell se pierden más residentes absolutos (42) que extranjeros (35). Ferreries resta 24 extranjeros y suma ocho españoles.

También es relativamente homogénea la tendencia a diez años vista. Todos los municipios pierden presencia porcentual y absoluta de ciudadanos extranjeros en relación a 1 de enero de 2011. Menorca ha pasado en este periodo de tiempo de un 16,3 por ciento de extranjeros a un 11,7. Ciutadella es la localidad más estable, con dos puntos porcentuales menos, y Es Mercadal, la que más fluctúa con diez abajo.

Antoni Fullana Coll, geógrafo, profesor y miembro del IME, comenta que «los movimientos migratorios se han frenado con la pandemia», lo que coincide con el hecho que «el movimiento natural (balance entre nacimientos y fallecimientos) está estancado, incluso retrocede». En cuanto a la incidencia directa de la pandemia, explica que en algunos meses de 2020 sí se percibió una mayor incidencia de decesos,«ahora hemos vuelto a la media».

Fullana advierte que en periodos cortos y territorios pequeños es complicado sacar conclusiones de los datos. Pese a ello, echando a la vista atrás, comenta que tras el retorno a sus países de numerosos extranjeros por la crisis de 2008, en 2016 se percibió una recuperación de los movimientos migratorios que ahora «ha vuelto a caer, entre crisis y crisis no ha dado tiempo a recuperar las cifras de entonces».

Petrus señala que el atractivo económico de las Islas para los migrantes sigue compensando la menor natalidad de los ciudadanos locales «que ya no necesitan tener hijos para sobrevivir», algo que se debe observar con normalidad, «lo mismo es que nazcan aquí o que vengan de fuera». La profesora considera necesario poner la lupa en las entradas y salidas para conocer bien estos comportamientos, «con el padrón no se pueden sacar conclusiones muy contundentes», ya que entran en juego variables, como segundas residencias, estudiantes o trabajadores que van y vienen.«Una parte de los 11.254 extranjeros que hay ahora no estaban en 2011, el movimiento es mucho mayor que el que reflejan los números. Volvemos a ser una sociedad nómada», comenta.

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