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Guerra Rusia-Ucrania

Una menorquina, con la angustia de tener familiares en los dos bandos de la guerra

Nacida en la Isla, Elena Kuznetsova eligió la nacionalidad española al ser mayor de edad

La joven, de origen menorquín, vive con la angustia de que muera alguno de sus familiares | QUIQUE GARCIA / EFE

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Elena Kuznetsova, nacida en Menorca, es estudiante de Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Hija de padre ruso y madre ucraniana, está viviendo la guerra de Ucrania con una inmensa angustia, con un tío materno que ya ha sido alistado para ir al frente para luchar contra los rusos y una familia paterna pro-Putin.

«Nos enteramos del inicio del conflicto con los primeros ataques, hacia las 6 de la madrugada, porque una cuñada de mi madre nos llamó llorando, diciendo que no se creían lo que estaba pasando y que ya no podían salir del país», explica emocionada a Efe esta alumna de segundo curso de Políticas, que no encuentra en ninguna de sus asignaturas ningún argumento para defender una guerra.

«Duermo mal. Tengo miedo de que un día al levantarme por la mañana reciba las peores noticias. Que algún familiar haya muerto», confiesa la joven, que no puede esconder sus característicos rasgos del este europeo y que pretende también cursar la carrera de Derecho a partir del próximo año.

Kuznetsova, que colabora con Amnistía Internacional, no ha querido seguir los pasos de su madre, que es ingeniera, aunque desde que llegó a España trabaja de cocinera, y le gustaría dedicarse a las relaciones internacionales, «y tras este conflicto aún más».

Aunque hace tres años que no viaja al pueblo ucraniano de donde procede su madre -y que no quiere mencionar por miedo a represalias-, aún conserva algunas amigas que estudian en Chernivtsí, en el suroeste de Ucrania, y que conoció durante los veranos en los que visitaba a sus familiares.

«El día que comenzó la guerra, hablé con ellas por teléfono y me dijeron que la universidad les avisó de que se quedaran en casa, e incluso tengo un amigo que vive en una residencia de estudiantes en Vinnytsia -en el centro del país- que no puede regresar a casa porque los trenes no están operativos», explica la joven, cuyos progenitores vinieron a España hace 22 años.

La estudiante recuerda que, semanas antes, había avisado a sus familiares de la posibilidad de que estallara el conflicto, especialmente cuando Rusia y China firmaron un acuerdo para comercializar con el gas ruso durante 30 años. Su olfato geopolítico no le engañó.

«En ese momento, me di cuenta de que el gobierno ruso estaba tramando un plan para reducir el impacto de las consecuencias económicas que tendría la respuesta europea una vez Rusia iniciara la guerra», afirma la joven, que acaba de cumplir 20 años.

Ante esa sospecha, animó a sus familiares a evacuar a su primo, universitario de 19 años, para que saliera del país antes del inicio del conflicto «porque tiene una edad propicia para que lo alisten para combatir».

Pese a ello, sus familiares ucranianos, acostumbrados a los ocho años de tensiones entre ambos países desde el acercamiento entre la Unión Europea (UE) y Ucrania en 2013, decidieron mantener en el país a su primo, que, además, tenía el pasaporte caducado y no podía abandonar Ucrania.

Pese a que su padre, que es mecánico de profesión, es contrario a los ideales del régimen de Putin, el resto de sus familiares paternos son favorables al mandatario ruso, algo que, admite, ha generado discusiones entre ella y sus parientes.

«En el grupo de Whatsapp de la familia, una tía mía envió una canción en la que se decía que algunas regiones ucranianas formaban parte de Rusia, incluso añadían a Alaska en la lista de territorios rusos», muestra la estudiante, que nació en Menorca y escogió la nacionalidad española cuando cumplió la mayoría de edad.

Como respuesta, Kuznetsova envió a su tía imágenes de los bombardeos en Ucrania y alentó a sus familiares a «informarse mejor», una proposición que fue ignorada por el resto del grupo hasta que otra de sus tías pidió que se dejara de hablar de política, y menos para enviar mensajes ‘fake' (en alusión a las fotografías que compartió su sobrina).

«Mi padre ha intentado debatir con mis tías, pero, en general, mi familia rusa no ve nada más allá de lo que defiende el gobierno de Putin», apunta Kuznetsova, lo que justifica en la «censura» que hay en los medios de comunicación rusos.

Las esperanzas de Elena de que prosperen las negociaciones entre Rusia y Ucrania son escasas, aunque confía en que las sanciones económicas impuestas por Europa tengan efecto en las decisiones de Putin y le obliguen a «dejar en paz a Ucrania».

«Tenemos que dejar atrás la hipocresía europea, nos sentimos abandonados por la OTAN y por la UE, porque este conflicto ha surgido a partir de otros conflictos en los que la UE no fue contundente, como la guerra de Crimea», recuerda a modo de conclusión.

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